Nadie podrá olvidar la horrible masacre de nueve personas negras que asistían a su iglesia, así como el terrorismo en contra de tantos otros en Charleston, Carolina del Norte, el 17 de Junio de 2015. Nadie podrá olvidar tampoco la audiencia en el tribunal de fianza, cuando los parientes de los asesinados ofrecieron su perdón al asesino.
Lo perdonaron tan sólo dos días después de que él mató a sus seres queridos. Mucha gente se quedó boquiabierta al oír las generosas palabras de perdón. Otros se irritaron con la rapidez del perdón. Otros expresaron que este gesto era la forma de combatir el racismo.
Este rápido perdón fue un acto de increíble gracia hacia un individuo que no lo quería, que todavía no lo ha aceptado y que cree que no lo necesita. Se trata de perdón sin arrepentimiento. Es algo noble y cristiano. Es uno de los grandes ejemplos de cómo amar al enemigo. Sin embargo, no es un modelo para la reconciliación.
Muchas personas clasificadas como blancas quieren que las personas de color adopten esta forma de actuar respecto al racismo que han experimentado en el pasado y que sufren en el presente. A menudo dice los blancos: “¿por qué no dejas el pasado atrás? ¿Por qué no perdonas y sigues con tu vida?”. Se demanda el perdón sin contrición, remordimiento ni arrepentimiento.
El arrepentimiento es algo que tú haces con tus manos, pies, corazón y acciones. Este trabajo de reconciliación me ha enseñado que la reconciliación tiene seis fases que eventualmente corren concurrentemente. Ya he escrito acerca de las primeras dos etapas: resistencia y reconocimiento. La tercera es el arrepentimiento.
El arrepentimiento ocurre cuando los participantes en la injusticia se arrepienten ante Dios y ante aquellos contra quienes cometieron injusticias, mientras que quienes sufrieron el mal trabajan para perdonar. El arrepentimiento implica que los ofensores trabajen para los ofendidos. En su libro Dear White Christians: For Those Still Longing for Racial Reconciliation, Jennifer Harvey expone lo que ella cree que debería hacer la persona que busca arrepentirse y ser perdonada. Esto incluye lo siguiente:
- Comunicar en forma efectiva cuál fue el mal que el perpetrador cometió contra la víctima.
- Comunicar en forma efectiva a la víctima por qué lo que perpetrador hizo es malo.
- Comunicar en forma efectiva a la víctima las maneras particulares en que el perpetrador se compromete activamente para rectificar el mal cometido.
- Ofrecer a la víctima buenas razones de por qué el perpetrador no causará daño a la víctima otra vez.1
Notemos que este proceso de cuatro pasos no incluye una demanda de perdón. Un ofensor no puede demandar ser perdonado; uno sólo puede tener la esperanza de que lo perdonen, orar por el perdón y recibirlo como un regalo, si se ofrece libremente.
A menudo se le pide a las personas de color que perdonen el racismo y a los racistas, cuando no se han dado acciones que lo ameriten. Mucha gente blanca lamenta la esclavitud del pasado, pero no se dan cuenta de que el racismo existe hoy y nada hacen para eliminarlo. La ignorancia de lo que es el racismo, el no saber en qué están participando y el no saber lo que dicen, todo esto se presenta como razones suficientes para ignorarlo todo, a la vez que se le da luz verde a las acciones, afirmaciones, políticas y leyes racistas. Esto deja el trabajo de la reconciliación en manos de la gente de color. El racismo ha sido construido y sostenido a expensas de la gente de color. ¿Por qué se espera que la labor de reconciliación también sea su trabajo? Los metodistas unidos enseñan que el arrepentimiento es “abandonar conductas fundadas en el pecado para marchar hacia acciones que expresan el amor de Dios".2Este paso es una parte fundamental de la justificación, nuestra palabra sagrada para el perdón.
¿Cómo hemos llegado a este lugar donde se demanda perdón sin arrepentimiento? Según Jesús, uno puede esperar ser perdonado sólo después de haberse arrepentido. Jesús dice: “Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo”.3Este texto escritural contiene dos obligaciones: 1) uno debe reprender el pecado y 2) el perdón viene después del arrepentimiento. Esto no quiere decir que el perdón no pueda ser concedido sin arrepentimiento. ¡Se puede! La maravillosa gente de la iglesia Mother Emanuel AME nos ha mostrado que se puede. Pero el perdón está en el control del ofendido, no del ofensor.
Aquellos que organizaron el racismo y aquellos que se han beneficiado de él deben comprometerse a la obra del arrepentimiento. No pueden demandar ni esperar ser perdonados. El perdón es un don milagroso –incluso divino– que se ofrece a pesar de la ofensa. Por consiguiente, las demandas de perdón sin arrepentimiento parecen más intentos de callar a los oprimidos que corregir el mal; una orden de callar en lugar de confesar el mal cometido. Según los opresores, si los oprimidos dejaran de hablar de racismo, el mundo sería un lugar mejor. De modo que, se esfuerzan por silenciar a los profetas. Lo hacen porque saben que “cuando los profetas callan, la injusticia prevalece”.4
Las personas de color pueden dar el paso de perdonar tan pronto como quieran, pero se debe demandar el arrepentimiento. Sin arrepentimiento, el perdón no significa nada para quienes se benefician de la opresión, y nos quedamos sin esperanza de reconciliación. Recordemos que la meta de la reconciliación no es nada menos que una comunidad restaurada. No hay comunidad sin perdón Y arrepentimiento. Lo único que la gente blanca puede demandar es el arrepentimiento, y deben demandarlo unos a otros. Si lo hacen, sólo entonces es posible la reconciliación.
El Rev. Brian A. Tillman preside la Comisión de Religión y Raza de la Conferencia Georgia Norte, y también es pastor asociado de la IMU Ben Hill, en Atlanta. Con frecuencia usa la etiqueta #ResistToReconcile
[1] Harvey, J., Dear White Christians: For Those Still Longing for Racial Reconciliation. Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, (2014), 97.
[2] http://www.umc.org/what-we-believe/our-wesleyan-heritage
[3] Lucas 17:3.
[4] Boesak, A. A., & DeYoung, C. P., Radical Reconciliation: Beyond Political Pietism and Christian Quietism. MaryKnoll, NY: Orbis Books. (2012), 115.
Publicado 5 deciembre, 2017