El reverendo Stephen Handy comparte su visión de ser hecho a imagen de Dios, y las implicaciones que conlleva para la forma en que nos relacionamos unos con otros. En esta tercera parte de la serie de cuatro partes, el pastor Stephen discute lo que significa que, aunque somos diferentes a través de la humanidad, todos llevamos la misma imagen de Dios dentro de nosotros.
Transcripción:
Uno de mis lugares favoritos para comer helados es Baskin-Robbins. Aunque no he probado los 31 sabores, he gustado muchos, y estoy expandiendo mi gusto por más tipos de helados. Me gustaría que el mundo en general y la iglesia en particular reflejaran una cohesión colectiva en cuanto a la diversidad que Dios ha creado. Nuestra diversidad y el vivir juntos la vida son dones que cada uno de nosotros recibe.
Nadie en la humanidad fue diseñado, formado y modelado para ser igual a los demás. Aunque fuimos creados para ser uno, esto no significa que nuestra unidad en Jesucristo tiene el fin de ser uniforme. Nuestra perspectiva en cuanto a la humanidad empieza con nuestra distorsión de Dios. ¿Quién y qué es Dios? Recordemos que Dios no tiene color, a menos que uno crea en un Dios colonizado que refleja un sexo, color y raza particular.
Desafortunadamente, en lugar de ver a Dios como un Dios que crea y ama la diversidad, la inclusión y la edificación de la solidaridad, se produce esta imagen de Dios que es restrictiva y una que favorece a un grupo sobre otro. Esto no es más que un adoctrinamiento colonizado que se opone a un sentido liberado de ser creado y hecho a la imagen de Dios.
Hace poco reconocimos la tremenda masacre del barrio negro de la ciudad de Tulsa, Oklahoma. La masacre racial de Tulsa (que también ha sido llamada el motín racial de Tulsa, la masacre de Greenwood, la masacre del Wall Street negro) ocurrió el 31 de mayo de 1921. A lo largo de dos días, una turba de residentes blancos que había sido delegada y armada por oficiales de la ciudad, atacó a los residentes negros y sus negocios en el distrito Greenwood de Tulsa. Esta masacre ha sido calificada como “el más horrendo incidente de violencia racial de la historia de los Estados Unidos”. El ataque fue hecho por tierra y aire, destruyendo más de 35 cuadras del distrito. Esta área era conocida como la comunidad negra más rica de los Estados Unidos. Se le llamaba “Wall Street Negro”.
Más de 800 personas fueron llevadas a los hospitales y más de 6,000 residentes negros fueron internados en grandes instalaciones, muchos de ellos por varios días. Se estima que murieron entre 75 y 300 personas negras en los dos días de la masacre.
Mientras que esta masacre es parte de la historia de los Estados Unidos, sigo creyendo que todos pueden ser redimidos porque todos hemos sido creados a la imagen de Dios. Dios nos diseñó para ser parte la comunidad amada y solidaria. En Juan 17:21-23 se nos recuerda de esta esperanza: “21 para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú Me enviaste. 22 La gloria que Me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: 23 Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú Me enviaste, y que los amaste tal como Me has amado a Mí” (Nueva Biblia para los Hispanos). Según la genética, somos 99% iguales, y sólo un 1% fue diseñado para formar nuestros rasgos distintivos que son uno en la unidad del cuerpo de Cristo.