Cuando era adolescente, aprendí que la integridad es cómo nos comportamos cuando nadie nos ve. Últimamente, he llegado a entender que la integridad es cómo nos comportamos cuando todos están mirando. Cuando todo el mundo te mira, ¿Qué ven?
La intersección del racismo y el cristianismo es algo bien conocido en América. Desde los primeros días de nuestra nación, los cristianos plantaron un legado racista. Fueron los cristianos quienes les quitaron a los esclavos el libro de Éxodo. Fueron los cristianos quienes compraron y vendieron a seres humanos como si fueran algo como una mesa o una carreta. El legado de violencia de América está entretejido con la historia de nuestra fe. América ha sido indeleblemente moldeada por las fuerzas culturales del cristianismo y los cristianos no han sido extraños en el gobierno. De hecho, la inmensa mayoría de oficiales de gobierno profesan ser cristianos, incluso ahora que nuestra nación es más diversa. América es una nación que ha sido moldeada por influencias cristianas, de modo que cuando vemos que hay racismo en el país, tenemos que reconocer que este es también el racismo de la iglesia.
La iglesia en América siempre fue racista. Los domingos por la mañana son las horas más segregadas de la semana en todo lugar. Incluso en las iglesias que se consideran diversas, la mayoría del liderazgo y el poder, sea formal e informal, descansa en manos de gente blanca. Muchos de mis amigos blancos me dicen a menudo: “Lo que pasa es que la gente negra solo va a iglesias negras”. Aunque esta afirmación pareciera tener un grano de verdad, en realidad oscurece la honestidad radical que necesitamos. Hubo un tiempo en que la gente negra asistía a la iglesia con la gente blanca, donde se nos abusó, irrespetó, mintió y expulsó. La cruel verdad es que la blancura es peligrosa para la vida. Debido a que la gente blanca impuso la segregación, incluso de la fe, la iglesia negra se convirtió en uno de los pocos lugares seguros para la gente negra. Un lugar en donde podemos planear, enseñar, compartir y disfrutar el gozo de nuestra comunidad. Esto no es lo mismo que escoger separarnos.
Hay más un cristianismo en América. No profeso compartir la fe de los americanos blancos y los supremacistas blancos que se comportan en formas contrarias a lo que entiendo del evangelio. No conocemos al mismo Jesús. Esto no es posible si creemos que nuestras acciones son el reflejo de nuestra fe.
Al mismo tiempo que los cristianos ponían sus vidas en peligro para proteger la libertad de la opresión y la tiranía, los cristianos también bombardeaban las iglesias negras y las casas de sus líderes. Si nuestras obras son la evidencia de nuestra fe, entonces la fe blanca es la fe en la violencia y la intimidación.
Hoy también nuestras acciones revelan nuestras verdaderas creencias. Quisiéramos creer que hay una clara línea entre el cristianismo histórico y la supremacía blanca. Lo cierto es que muchos blancos supremacistas son radicalizados en iglesias protestantes históricas. Si un partido político se presenta como si fuera un partido cristiano pero sus políticas sostienen la opresión y la supremacía blanca, uno sólo puede inferir que la iglesia les enseñó estos valores. Si un político conocido como buen cristiano promueve políticas que producen resultados y desventajas racistas, habrá que concluir que estas políticas deben ser cristianas. La triste verdad es que el cristianismo ha sido sinónimo con la supremacía blanca por mucho tiempo, y pareciera que la iglesia apenas está empezando a darse cuenta de esta realidad. Cuando la supremacía blanca es el statu quo, no requiere nuestro intento. Gente blanca de buenas intenciones en todo lugar en la iglesia y fuera de ella participan en los mecanismos banales de la supremacía blanca como un asunto de la vida diaria.
Si usted quiere ser diferente, debe vivir de una manera diferente. Hoy el ser antirracista es menos polarizante que nunca. Aunque esto podría sonar como progreso, en la realidad crea un ambiente donde las pláticas superficiales se presentan como cambio. Cuando esto se acepta nada cambia para la gente negra. Si usted quiere saber cómo vivir en un mundo donde los blancos supremacistas comparten la misma fe que usted, la respuesta está en sus acciones. Si usted realmente cree que su fe es diferente que la de ellos, entonces la gente debería poder ver la diferencia en la forma en que usted vive. Si usted encuentra que la gente no puede ver la diferencia entre usted y la gente que usted desprecia, considere que usted tiene algo en común con ellos. Esto también se aplica a las instituciones. Si la iglesia histórica fuese antirracista, esto se vería en sus estructuras de poder y sus antiguos sistemas. Si usted quiere saber quién es, simplemente mire lo que hace.
Creo en el Dios del amor, el Dios de la liberación, en el Dios de los oprimidos. La base de mi fe se extiende desde le ejemplo bíblico de un Dios que continuamente actúa a favor de los oprimidos. No tengo la misma fe que un supremacista blanco. Su fe no es lo que usted dice ser, sino lo que usted practica. Lo que usted hace es lo que usted es. ¿Quién es usted?El pastor Malachi es un pastor local asociado de la Conferencia Anual de Minnesota. Nació y fue criado en Bennettsville, Carolina del Sur. Actualmente vive en Minneapolis. Estudió en Francis Marion University y en Candler School of Theology. Malachi pastor de la Iglesia Metodista Unida North (4350 Fremont Ave N.). Su pasión es la gente y la justicia. Además, es autor, poeta y conferencista cuyo trabajo se centra en la justicia y la salud mental.