Viendo el racismo sistémico

Is it a duck or a rabbit?
Is it a duck or a rabbit?

Es posible que usted ya haya visto imágenes que muestras dos cosas distintas, dependiendo de cómo las vea. Quizá el ejemplo más conocido sea el del pato y el conejo. Cuando uno ve el dibujo desde un ángulo, la imagen muestra claramente las orejas del conejo. Pero desde otro ángulo uno ve el pico del pato. Estas imágenes se conocen como imágenes Gestalt, y la transición de ver una cosa para ver otra se conoce como el cambio Gestalt. Se nos exige entrenar los ojos para que vean las líneas de la imagen en forma diferente para poder captar los dos dibujos distintos que comunica.

La transición que nos permite ver el racismo sistémico de América requiere precisamente este tipo de cambio Gestalt. El retrato dominante que se nos presenta en América es uno de igualdad racial, al menos en términos de oportunidad si no de fines. Esto está firmemente enraizado en el mito del sueño americano: la creencia de que cualquiera puede tener éxito si trabaja duro. Por supuesto que esto implica lo opuesto: si no tienes éxito es porque no estás trabajando lo suficiente. La verdad es que hay numerosas “líneas” que confeccionan este retrato particular de América, y es fácil entender por qué tanta gente de todos los trasfondos raciales y económicos ven la vida de esta forma. De modo que, para poder ver el racismo como un problema sistémico a menudo se requiere entrenar nuestros ojos para ver las líneas del dibujo en forma diferente. Se trata de permitir un cambio Gestalt en cómo vemos América, su historia y su culpa en el racismo.

¿Qué es el cambio Gestalt?

El concepto de la Gestalt se originó entre un grupo de psicólogos austriacos y alemanes a principios del siglo XX en respuesta a las tendencias reduccionistas de aquel tiempo, las cuales asumían que la mejor forma de entender algo era reducirlo a sus elementos básico, como cuando un mecánico desarma el carburador de un automóvil y lo vuelve a armar. Los psicólogos Gestalt argumentan más bien que en muchos casos los humanos entienden las cosas como un todo, en su totalidad y no desarmándolas. Las imágenes Gestalt confirman la hipótesis.

Este concepto se ha aplicado a las disciplinas de la filosofía y la teología.[1] Sin embargo, hasta donde estoy informado, no se ha aplicado para explicar el fenómeno que nos lleva a desconocer el racismo sistémico en América. La idea me vino primero durante una serie de cuatro semanas sobre el tema de la Injusticia Racial que ayudé a organizar en mi iglesia local. A lo largo de las cuatro semanas, me desconcertó lo que, a primera vista, parecía una resistencia voluntaria de parte de los participantes a aceptar lo que se les presentaba. Los que dirigíamos la discusión presentamos toda una gama de hechos en cuanto al racismo sistémico en los sistemas de educación, vivienda y justicia criminal. Con todo, muchos participantes no podían o no querían aceptarlo. Por cierto, pensaba que era un poco de los dos. Sin embargo, me empecé a dar cuenta de que no se trataba tan solo de la falta de voluntad. Estos participantes tenían en sus mentes un retrato de América muy distinto del que les presentábamos. Era como tratar de demostrarles que el pato era en realidad un conejo. En ese momento me di cuenta que cuando discutíamos la misma “imagen” de América teníamos dos cuadros Gestalt diferentes.

Viendo el racismo sistémico

Una es la imagen dominante que se nos presenta todos los días. Es una imagen deslumbrante en cuanto a lo que presenta y lo que oculta. Aunque es un programa de televisión antiguo, tomemos The Andy Griffith Show como ejemplo. Este show presentaba la América de la década de 1960 como un lugar idílico. Un lugar al que muchos americanos quisieran volver. ¿Por qué? Si examinamos este período con más detención veremos que realmente no refleja esta imagen pintoresca. El show literalmente blanquea la historia real de nuestro país por medio de remover toda persona de color y cualquier tema relacionado a los problemas raciales tan prominentes en aquel tiempo. No obstante, tales retratos idealizados de América son el fundamento de la consigna que uno ve en campañas como “Hacer América Grande Otra Vez”. Apelan a la creencia latente de que América es fundamentalmente grande y que sería aún mejor si simplemente “superamos” las discusiones de raza y racismo.

Notemos, sin embargo, que este retrato de América es fundamentalmente diferente del retrato que reconoce las presentes ramificaciones de la esclavitud y la segregación, profundamente sentidas y omnipresentes, sin mencionar un sin número de presuposiciones y prácticas que han sido parte de América desde su mismo comienzo, incluyendo no sólo el mito del sueño americano, sino que la noción teológica distorsionada del destino manifiesto, el discurso fundamental de la Confederación, el fallo de la Corte Suprema “separados pero iguales”, el arriendo de convictos, la segregación y las leyes Jim Crow, el paternalismo, etc.

Are they faces or cups? A Gestalt image.



David J. Brewer, PhD, is President of Hudson Taylor University.


[1] Véase, por ejemplo, James Wm. McClendon, Jr. Doctrine: Systematic Theology Volumen 2 (Nashville, TN: Abingdon Press, 1994).


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