Este es el segundo de una serie de cuatro videos en los cuales la Rev. Lisa Yebuah nos inspira con la fortaleza de la fe. El tema de hoy enseña que cuando reconocemos los avances y restauraciones que experimentamos en el pasado nos llenamos de esperanza para el futuro.
Este video está basado en Hebreos 12:18-29
18 Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y tormenta; 19 ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de palabras que quienes lo oyeron suplicaron que no se les hablara más, 20 porque no podían soportar esta orden: «¡Será apedreado todo el que toque la montaña, aunque sea un animal!» 21 Tan terrible era este espectáculo que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo.» 22 Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa, 23 a la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección; 24 a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.
25 Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo. 26 En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: «Una vez más haré que se estremezca no sólo la tierra sino también el cielo.» 27 La frase una vez más» indica la transformación de las cosas movibles, es decir, las creadas, para que permanezca lo inconmovible. 28 Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente, 29 porque nuestro «Dios es fuego consumidor» (Heb. 12:18-29 NVI)
Aquí compartimos la transcripción del segundo video de la serie
Al comenzar nuestro ejercicio de Crossfit, la entrenadora nos entrega una lista de las cosas que haremos en el día. Nos comparte las mejores prácticas y lo que debemos esperar física y mentalmente. Una tarde nos dijo: “Llegará un punto durante este ejercicio cuando pensarán que se van a morir. ¡Pero no se van a morir!” Mi reacción inmediata fue: “Lisa, ¿qué vas a decirte a ti misma cuando pienses que te estás muriendo?”
Pero por más difíciles que sean los ejercicios de Crossfit no son nada en comparación con los desafíos de la vida que nos requieren mucha perseverancia.
Ha habido miles de situaciones en mi vida en que me hecho la misma pregunta en medio de tremendas angustias o cuando me sentí aplastada por tantas responsabilidades. La misma pregunta aflora cuando uno ve tanto sufrimiento en el mundo –sistemas de opresión, racismo, violencia– y todas las cosas que roban la vida y que no dan vida.
Me imagino que esta es la razón por la que la mayoría de nosotros experimenta un diálogo interno que nos impulsa hacia adelante cuando atravesamos por situaciones desesperadas. Nos decimos: “Esta aflicción no durará para siempre”. “No estoy sola en mi sufrimiento”. “El tiempo lo cura todo”.
Así como los niños se consuelan con algún objeto tangible, nuestra mente y corazón se apega a un intangible llamado “FE” cuando nuestra alma pasa por el valle de sombra de muerte. La Rev. Donna Coletrane Battle lo llama “proteger nuestra esperanza”.
Así guardamos nuestra esperanza, nos aferramos a la fe y perseveramos: el diálogo interno que tenemos está moldeado por memorias de aquellos momentos en que logramos cruzar al otro lado, cuando la niebla de la depresión desapareció, cuando el dolor se sintió menos como el ataque de la muerte y más como un amigo persistente. Pensamos en los momentos en que la paz prevaleció, cuando los sistemas fueron desmantelados, cuando nuevas realidades fueron creadas.
Hay algo especial en mirar hacia atrás, no para quedarnos pegados allí sino para “enumerar las bondades de Dios”, como dice Eugene Peterson, a fin de contar los avances, la luz que irrumpió y la vida que fue restaurada.
También sé que quizá yo no haya experimentado un cambio de la situación, pero puedo estar segura que hay gente a mi alrededor que ha vencido. Puedo ver la trayectoria de sus vidas como una señal de esperanza de que en esta vida pasaremos por experiencias que serán totalmente amenazadoras y que nos harán pensar que las cosas nunca mejorarán y que moriremos. PERO no será así.