El costo del compromiso firme

¿Cuál es la diferencia entre involucrarse y comprometerse?
¿Cuál es la diferencia entre involucrarse y comprometerse?

¿Escuchó alguna vez a un predicador usando el desayuno como analogía para el compromiso?

Si ha escuchado esta analogía, apuesto que usted ha asistido a la iglesia toda la vida. Es una analogía popular entre los predicadores. Suena algo como esto:

La gallina está involucrada en proveerte de desayuno, pero el cerdo está comprometido.

Para la gallina no fue terriblemente difícil proveer de huevos para el desayuno, ¿pero qué del tocino? Es evidente que el cerdo tuvo que dar mucho más que la gallina.

Una historia de compromiso

He tratado de describir lo que implica el compromiso, pero me estanqué en cómo describirlo. Así que, mejor les cuento una historia que la mayoría conoce.

Una mujer llamada Noemí emigró con su esposo y dos hijos a otro país. Trágicamente, el esposo murió en ese país extranjero, pero Noemí y sus hijos se quedaron allí. Los hijos crecieron y se casaron con mujeres del lugar. Una se llamaba Orfa, la otra se llamaba Rut.

Habiendo pasado 10 años en dicho lugar, vino otra tragedia. Los dos hijos murieron, dejando a Noemí sin hijos y a las esposas convertidas en viudas.

Quebrantada, Noemí decidió volver a su país de origen. Ya no había nada que la retuviese en un país extranjero. Pero les rogó a sus hijastras que se quedasen para volver a sus familias, casarse y tener hijos. Orfa y Rut se negaron a quedarse, prefiriendo ser fieles a su suegra.

“¡Vuelvan a su casa, hijas mías! —insistió Noemí—. ¿Para qué se van a ir conmigo? ¿Acaso voy a tener más hijos que pudieran casarse con ustedes?” (Rut 1:11, NVI)

Esto parece extraño, pero en aquel tiempo la costumbre era que si el esposo moría, el cuñado de la viuda tenía que tomarla como esposa. Si al nuevo esposo moría, entonces el siguiente hermano tenía que tomarla como esposa, y así.

Así que, lo que Noemí le dice a sus hijastras es “yo no tengo nada que ofrecerles”. Les da la libertad de seguir con sus vidas jóvenes y que la dejen cargar con sus problemas y dolor en su país de origen.

En ese momento, Orfa le hizo caso, la besó y se fue. Pero Rut se quedó.

Noemí le insistió otra vez a Rut que se vaya. Esto se parece a la película en la que alguien desea dejar que un perro se vaya.

Sabes que te quiero, ¿verdad Sparky? Hemos tenido lindos momentos juntos… pero las cosas se han puesto difíciles y lo cierto es que ya no puedo cuidar de ti. Tengo que devolverte al bosque donde te encontré.

No me mires de esta forma. Los dos sabemos qué pasará si vienes conmigo. ¡Vete! ¡Fuera de aquí! Es por tu propio bien, tonto.

¿No me oyes? ¡Ándate! Sabes qué, ¡ya no te quiero! ¡Ándate! ¡lárgate!

Perdóname, me dejé llevar por las emociones…

 

Rut no se fue. No importa cuánto insistió Noemí que la dejara, Rut fue mucho más fuerte en insistir que se quedaría.

“Pero Rut respondió: —¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! »Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el SEÑOR con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte! (Rut 1:16-17, NVI)

Noemí aceptó el compromiso que Rut le demostró. A menudo, se usan las palabras de Rut en ceremonias de matrimonio. Pero esto es más que un voto de amor. Es la promesa de un compromiso tenaz y sacrificial.

En una situación en la que nadie acusaría a Ruth por irse a casa, voluntariamente hizo su vida dependiente de la vida de Noemí, y le dijo algo como “estoy contigo hasta el final”.

Para Rut esto fue un sacrificio enorme. Se fue a una tierra donde los extranjeros y las viudas eran lo más bajo de la sociedad, y Rut era precisamente ambas cosas.

Les faltaría mucho el dinero porque no había hombres en sus vidas que las reclamasen.

Con muy pocas probabilidades de matrimonio, Rut era viuda y extranjera. También abandonaba cualquier oportunidad de ver a sus familiares otra vez.

Rut sabía que este camino era costoso. Sabía que era un camino lleno de incertidumbres e imprevistos. Sabía que no sería fácil. Pero a pesar de las preocupaciones, pérdidas y temores que tenía, decidió tomar este camino del amor junto a Noemí.

Los requisitos del compromiso

Después de repasar la historia, me di cuenta de que uno de los elementos del compromiso es la intencionalidad. Digo esto porque muchas veces confundimos la rutina con el compromiso.

Solo porque hacemos algo todo el tiempo no significa necesariamente que estamos comprometidos. Si no hay intencionalidad en lo que hacemos, es solo rutina; algo que hacemos sin pensar. Esto no es compromiso.

Rut mostró intencionalidad en su compromiso con Noemí. Su amor hacia Noemí era intencional.

Una cosa es ir a la iglesia cada domingo como lo hemos hecho por muchos años, y otra distinta el que nuestra presencia sea de alguna manera intencional:

  • Esperar una experiencia divina;
  • Determinar conectarse con alguien nuevo antes del servicio;
  • Invitar a almorzar a alguien intencionalmente después del servicio;
  • Ser intencionalmente una bendición para alguien con quien nos encontramos;

Sin intención, nuestros esfuerzos se convierten en una rutina, y la rutina no es necesariamente un compromiso.

Rutina sin intención nos lleva a estar involucrarnos, como la gallina que pone sus huevos.

Y erróneamente confundimos esto el estar comprometidos.

Pero si nuestras acciones y nuestro amor son intencionales en todo lo que hacemos, no hay duda de que estamos comprometidos en lo que hacemos, así como el cerdo se compromete a proveer de tocino para el desayuno.

Joseph Yoo se mudó de la costa oeste para vivir feliz en Houston, Texas, con su esposa e hijo. Sirve en Mosaic Church, Houston. Visite josephyoo.com

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