Frank Luchsinger había preocupado a su nieta. Ella le preguntó si lo podía ver en la Navidad, pero su respuesta la sobresaltó.
Luchsinger que le dijo a su nieta: “‘Bueno, si Dios me permite vivir hasta ese día, quizá te veo, ¿quién sabe?’ Esto la confundió, y mi hijo me contó que tuvieron que calmarla. Ella se imaginó que me quería morir y terminar con esta vida.”
Frank no ha sido el mismo desde que su esposa de 50 años falleció. Marlies Luchsinger murió de cáncer al páncreas el 12 de marzo, 2020.
“No he podido superar esta tragedia”, nos dice, tratando de mantener la compostura.
Pasando juntos el duelo
Luchsinger y su amigo de toda la vida, Dave Allen, caminan juntos a través de la realidad de sobrevivir a la compañera de una vida. Es un desafío. En cualquier momento pueden pasar de las bromas al llanto.
Por medio de su confianza en Dios y la fe metodista unida, ambos atraviesan por el proceso del duelo. Por muchos años , las dos parejas fueron miembros y voluntarios de la Iglesia Metodista Unida de Brentwood, Tennessee.
COVID produjo una historia de dolor
Foto cortesía de Gerri Helms.
Gerri Helms (en la foto arriba) conversa regularmente con Dios después de la muerte de su esposo.
“No oro de una manera formal”, nos cuenta. “Ni siquiera sé cómo orar. Simplemente le hablo como si fuera un amigo”.
Su esposo, Doug, falleció de repente un día de abril 2020 cuando la pandemia estaba cerrando el acceso a la mayoría de las actividades. La pareja estuvo casada por 34 años.
“Siempre voy a sufrir”, nos dice.
Pero mientras vive en su dolor, Helms dice que su fe la acompaña.
“No creo que mi fe se haya debilitado”, nos dice. “De hecho, creo que mi fe ha crecido en este tiempo”.
“A cada paso, me tropezaba con cosas y no tomaba todas las decisiones correctas, pero Dios me estaba mostrando el camino correcto. Cuando uno se arrodilla y sabe que Dios está escuchando, las cosas cambian”.
Lea más acerca de la historia de dolor de Helms.
Dave y Frank todavía están aquí, pero les falta algo.
“Estos hombres estuvieron casados con mujeres inusualmente dotadas y compasivas”, dice el obispo retirado Joe Pennel, que fuera pastor en Brentwood. Pennel dice que Sally “era un don raro y especial para todos los que la conocieron”, y Marlies “fue una persona llena de dones”.
Dave y Sally, parte de la familia extendida de este escritor, estuvieron casados 58 años, cuando Sally murió de complicaciones respiratorias, ocho meses antes de que Marlies falleciera. Las dos parejas viajaron extensamente, asistieron a la misma escuela dominical y disfrutaron juntos muchos eventos sociales.
La bondad de Sally suavizó el mordaz sentido de humor de Dave, creando una unión equilibrada. El último 4 de julio, cuando Dave se ofendió por la cerveza cara que yo tomaba, Sally ya no estaba presente para callar a su esposo, lo que pocas veces funcionaba. La extrañamos.
Recuperando las fuerzas a través de la fe y el servicio
Cuando Dave fue sometido a cirugía, pensó que podría morir.
“Lo primero que pensé fue ‘¿y qué? Así te podrás unir a Sally’. Ya no tienes tanto miedo de morir como antes”.
Pennel le aconsejó a Dave y Frank que mantuviesen las disciplinas espirituales de la oración, meditación y el estudio de la Biblia como medio de fortalecerse.
La hija de Dave es Jodie Hudson, quien le envió una cita del libro On Grief and Grieving, de Elisabeth Kübler-Ross. Esto le ayudó.
“La realidad es que estarás en duelo para siempre”, dice Kübler-Ross. No superarás la pérdida del ser amado. Solo aprenderás a vivir con el dolor. Sanarás y reedificarás tu vida alrededor de la pérdida que sufriste. Volverás a ser completo, pero jamás serás el mismo. Ni tampoco deberías ser o querer ser el mismo”.
Frank y Dave ocupan los martes visitando juntos a miembros de la iglesia que están en la lista de oración de Brentwood. Muchos de los que visitan también están en duelo.
Han visitado 32 personas, dos o tres cada semana ahora que el fin de la pandemia permite las visitas personales. Aparte de humor mordaz en el que apuntan a la coincidencia de que algunas de las personas visitadas han muerto poco después de sus visitas, saben que están ayudando a la gente.
David nos comparte que “el 80 por ciento de la gente que visitan son mujeres. Y se nos dijo que si visitábamos a cierto miembro de la iglesia, ella nos repetiría 100 cosas que le dijimos como si hubiese perdido la razón”.
Pero ocurrió que cuando visitaron a esta persona, ella los estaba esperando bien vestida y hablando en forma animada y coherente.
“Ella sabía que íbamos a venir”, dice Allen. “Vestía su mejor collar y hasta después de 50 minutos fue difícil dar término a la conversación, porque teníamos que visitar a otra persona”.
Frank dice que es gratificante ayudar a gente que pasa por dolorosas pérdidas.
“Realmente me ayuda a mí y a David visitar a la gente”, dice Frank. “Es muy reconfortante hacerle saber a la gente que nos preocupamos”.
Después de hacer sus visitas, Dave y Frank se van al porche de Luchsinger para compartir unas cervezas heladas. Fue allí cuando hace poco hablaron de los viajes que las dos parejas realizaron juntas. Decidieron continuar.
“En mayo próximo queremos ir a Alaska”, dice Dave. Este es el primero de tres viajes que planean. Este será el primer viaje sin Sally y Marlies.
“Es devastador, ¿pero qué vamos a hacer?”, dice Frank. “Me esfuerzo por vivir la vida. ¿Qué otra opción tengo? Aquí estoy. Todavía converso con Dios acerca de todo esto”.
Jim Patterson es escritor independiente de Nashville. Contáctese por email.