“Oh cuán cuidadosos tenemos que ser, no sea que mediante nuestras políticas eclesiásticas y nuestra disciplina desprestigiemos incluso la palabra de vida. Porque por más indecoroso que pueda parecer hoy en día ver a una mujer predicando, deberíamos recordar que nada es imposible para Dios”. — Jarena Lee, “Religious Experience and Journal of Mrs. Jarena Lee,” 1849
Desde el púlpito al podio, desde el circuito de predicación a la campaña electoral, las mujeres metodistas han venido rompiendo barrera tras barrera, asegurando no sólo su éxito sino el éxito de generaciones futuras. Jarena Lee fue bautizada, criada y educada en la AME.
A Lee se le conoce como la primera mujer negra predicadora en los Estados Unidos y la primera mujer negra ordenada predicadora en la AME. Nació el 11 de febrero de 1783, en Cape May, New Jersey. Hija de padres negros, en su adolescencia Lee se mudó de New Jersey a Philadelphia para trabajar como empleada doméstica. Después fue la primera mujer negra que publicó su autobiografía, titulada “Religious Experience and Journal of Mrs. Jarena Lee.” Falleció el 3 de febrero de 1564.
Llamado a predicar
Lee era miembro de la AME, así que le informó al obispo Richard Allen —fundador y primer obispo de la AME— que había experimentado el llamamiento a la predicación, pero el obispo le respondió que el Libro de Disciplina de su iglesia “no llamaba a las mujeres para que sean predicadoras”. Lee se sintió realmente aliviada por esta respuesta porque la libraba de la carga social de llegar a ser una figura pública en un tiempo en que las mujeres eran despreciadas por atreverse a salir del lugar que les correspondía. Escribió: “Me alegró de oírlo porque me quitó el miedo a la cruz”. Sin embargo, el llamado al ministerio le llegó otra vez.
Llamada otra vez a ser predicadora
En su diario, Lee recuerda su segundo llamamiento, que vino ocho años después cuando escuchaba predicar al Rev. Richard Williams en la Iglesia Mother Bethel. Williams predicó acerca de Jonás 2:9 y ella cuenta que sintió que el predicador “había perdido el espíritu”. En ese momento, escribe, “llevada por un impulso completamente sobrenatural, me levanté y ayudada por el cielo entregué una exhortación sobre el texto mismo que el hermano Williams había tomado”. Las palabras que salieron de su boca describieron su relación hacia el texto bíblico y la manera en que ella se negaba a obedecer el llamado que recibió ocho años atrás.
Al recordar su testimonio, escribe: “Durante la exhortación, Dios hizo su poder manifiesto en una manera suficiente como para demostrarle al mundo de que había sido llamada a trabajar en la viña del Buen Agricultor, según mi habilidad y la gracia que me fue dada”. Sintió el poder de Dios residiendo en ella y guiándola hasta ese momento. Cuando terminó su exhortación, recuerda: “Me senté sin saber bien lo que había hecho, asustada. Me imaginé que por este desvergüenza, como temía que lo llamarían, sería expulsada de la iglesia. Sin embargo, el obispo Allen se puso de pie en la asamblea y les contó que hace ocho yo le había hablado para pedirle que me permitiera predicar, pero que él se negó. Con todo, dijo que ahora creía que yo había sido llamada al ministerio como cualquiera de los predicadores presentes. Estos comentarios me fortalecieron grandemente, así que se calmó mi temor de haber ofendido a la iglesia y haberme hecho culpable de una ofensa. Sentí una dulce calma, un gozo santo muy especial que no había sentido en mi pecho hasta ese momento”.
Lee era una mujer negra libre que vivió a principios del siglo XIX. Sintió el llamado a predicar pero sabía bien en el fondo de su corazón que encarnar dicho llamado sería peligroso porque la convertiría en una paria social, alguien que se atrevía a creer que tenía la autoridad para hablar a nombre de Dios en un lugar público. Fue por eso que se sintió aliviada cuando el obispo primero le dijo que no podía predicar. Pero el Espíritu no la dejo allí. Por ocho años resistió su llamado hasta que no pudo soportarlo más. Y el día en que irrumpió en predicación, el obispo que primero le dijo que era algo impropio, ahora la apoyó.
Sin embargo, predicó.
La historia de Lee es rara. Era muy rato que una autoridad religiosa masculina de hecho apoyara a una mujer para que predique. Aunque primero se le dijo que no le estaba permitido predicar, Lee escuchó y encarnó al Espíritu de Dios.
Esta historia resume el artículo “Nevertheless, She Preached: Women’s History Month 2021” de la Dra. Ashley Boggan D., secretaria general de la Comisión General de Archivos e Historia. Lea el artículo completo y aprenda de otras mujeres metodistas que impactaron a la denominación y al cristianismo de los Estados Unidos. Contacto Joe Iovino.