¿Cómo oyes a Dios hablar?

Oír a Dios requiere algunos pasos de fe
Oír a Dios requiere algunos pasos de fe

A menudo me preguntan, “¿Cómo puede uno oír la voz de Dios u oír a Dios hablar?” O me preguntan: “¿Cómo puede uno saber si lo que uno siente es de Dios y no alguna otra cosa?”

Estas son preguntas difíciles, y me temo que no hay una sola respuesta o grupo de pasos que uno pudiera plantear. En el mundo moderno, muchos cristianos y no cristianos se sienten inseguros de algunas partes de nuestra fe que parecen sobrenaturales. Para una persona que al crecer no fue socializada como cristiana, le parecerá difícil creer en un hombre que se dice caminó sobre el agua, echó fuera demonios, levantó muertos y se resucitó a sí mismo. A menudo pienso que aquellos que hemos sido cristianos por mucho tiempo a veces no notamos la naturaleza increíble de nuestra fe. Si tenemos esto en mente, usted podrá darse cuenta cuán absurdo le parecerá a la gente cuando les digo que yo creo que Dios me habla. En este respecto, la única forma que conozco para mejorar nuestra capacidad de oír a Dios es la práctica.

Dando un paso de fe

Me gustaría que fuera algo racional, pero reconozco que no lo es. No obstante, a mi parecer, todo el concepto de la fe es irracional. Aunque creo que debemos ser razonables en nuestra interpretación de la Escritura, también entiendo que la fe no se basa en la razón, ni creo que debería hacerlo. En mi experiencia, la fe verdadera y significativa siempre requiere que demos un salto de fe. En el presente caso, el salto de creer lo que no podemos explicar o darle un sentido lógico.

Está bien si uno no puede dar sentido completo a la Escritura, la fe o las cosas específicas que uno cree. El creer en cosas intangibles puede hacer que nos sintamos inseguros y ridículos. Quizá podría incentivar a que alguien se burle de nosotros.

La religión ha llegado a tener mala reputación, particularmente en América. Podría ser difícil que la gente crea en una fe que se asocia con las malas acciones de sus instituciones y miembros, sin mencionar el creer de tal forma que hagamos sentido de las cosas no tan buenas que vemos en la Biblia.

Nuestra fe no existe en el vacío. Uno puede razonablemente mirar a algunos cristianos y políticos, y concluir que esta gente pretende que Dios les habla solo para conseguir beneficios financieros y políticos. Es una observación equitativa. Cuando uno ve el dolor que alguien causa en el mundo y que dicen que Dios les mandó hacerlo, tenemos una buena razón para dudar. Hemos visto lo que ocurre cuando la gente sigue a quienes dicen que Dios les habla.

El ejemplo más famoso ha sido Jim Jones. Pretendiendo ser guiado por Dios, se llevó a un numeroso grupo de gente a Sud América. El asunto terminó en un suicidio masivo, lo que creó el dicho “beber el Kool-Aid”. Pero este no es el único ejemplo. Esto convierte el tema en algo delicado y menos claro. No tomo el problema en forma superficial, pero a fin de cuentas todo tiene que ver con la fe y la práctica.

Es difícil y aterrador dar un paso de fe cuando no da sentido práctico. La única forma de asegurarse es tratando. Es como el ejercicio de dejarse caer hacia atrás que muchas veces hemos realizado. Cuando uno cierra los ojos y se deja caer hacia atrás, uno da un paso de fe de que los compañeros lo recibirán.

Lo mismo ocurre con el discernimiento

El Dr. Martin Luther King dijo que la fe es como subir una escalera cuando lo único que uno ve es el primer peldaño. Personalmente, he encontrado que la única forma de aumentar la valentía para actuar en fe es repetir el acto de fe. Uno debe dar el siguiente paso, a pesar de que uno no ve el suelo y no sabe dónde lo dejará.

No importa cuánto uno lo racionalice, la fe siempre implica un elemento de incertidumbre. Cuando siento que Dios me llama a decir algo, es como si mis huesos estuvieran ardiendo hasta que digo lo que fui llamado a decir. Si uno pregunta a otros creyentes, dirán algo distinto. Este no es un escenario en el que una misma talla le sienta a todos.

Si alguien lucha personalmente tratando de discernir si Dios le está o no hablando, debería considerar que esto es algo bueno incluso si causa malestar. Una y otra vez en la Biblia, la gente a la que Dios le habló no lo esperaban. Moisés le dijo a Dios que había elegido a la persona equivocada porque Moisés tenía impedimentos en su hablar.

Incluso hoy todavía me siento incierto pero confío en Dios. En mi vida he visto la presencia de Dios muchas veces. He practicado mucho el confiar en Dios, a veces porque no me quedaba otra. Cuando me sentía contra la pared con el estómago vacío, fue la fe en Dios la que me sostuvo. Después de confiar en Dios en algunas de las peores circunstancias de mi vida, se me hizo más fácil confiar otra vez.

El que Dios nos hable no tiene que ser un asunto de gran importancia. Quizá Dios la esté llamando a alcanzar a su vecina o amiga. Quizá Dios lo llama a preparar comida para los necesitados o ser voluntario en una misión local. Dios es parte de cada fibra de nuestra vida, en formas grandes o pequeñas. En cierto sentido, muchos ya estamos escuchando a Dios incluso si no nos damos cuenta.

Pastor Laquaan Malachi

El pastor Malachi es un pastor local licenciado de la Conferencia Anual de Minnesota, en la Iglesia Metodista Unida. Nació y creció en Bennettsville, Carolina del Sur, pero actualmente vive en Minnesota. Asistió a Francis Marion University y Candler School of Theology. Malachi es pastor de la Iglesia Metodista North (4350 Fremont Ave N.). Tiene una pasión especial por la gente y la justicia, y es autor, poeta y conferencista cuya obra a menudo incluye los temas de la justicia y la salud mental.

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