Es una temporada maravillosa. Un tiempo lleno de anticipación. Esperamos la venida del gran día, un día lleno de gozo, reflexión y paz. ¿Cierto?
Usted pensará que hablo de la Navidad, que la tradición metodista unida celebra el 25 de diciembre. Culturalmente, la Navidad es el centro del año. En nuestra iglesia, las congregaciones se preparan para las observancias y celebraciones de Navidad. El tiempo que nos lleva hasta la Navidad se conoce como Adviento. Algunos se sorprenderán al aprender que el Adviento solo parcialmente se refiere a la Navidad.
Es un tiempo de gran anticipación. Se centra en esperar el gran evento, pero ocurre que el gran evento que se anticipa no se realiza completamente en Navidad. Durante el Adviento anticipamos la plena consumación de algo que empezó en la primera Navidad (cuando Cristo nació*), pero que todavía no se realiza completamente. Técnicamente, la Navidad empieza el 25 de diciembre.* Todo lo que lleva hasta esta fecha es Adviento. Es importante notar la diferencia, para que entendamos plenamente la esperanza que la fe trae a nuestra experiencia humana.
*Al observar la Navidad el 25 de diciembre, no estamos afirmando que Jesús realmente nació el 25 de diciembre. No sabemos la fecha en que Jesús nació. El 25 de diciembre llegó a ser la fecha culturalmente útil para conmemorar la llegada de Jesús a la historia humana.
¿Qué es el Adviento?
La palabra Adviento se deriva del latín “adventus”, que significa “venida”. La forma en que se observaba primero habló de 40 días de arrepentimiento, ayuno y oración en que los nuevos creyentes se preparaban para el bautismo. A menudo, estos bautismos se realizaban el día de Epifanía, que es el día que recuerda la llegada de los magos para visitar a Jesús. Era la celebración de la encarnación de Jesús.
Más adelante, los cristianos empezaron a conectar el Adviento no sólo con la encarnación de Cristo, sino con la anticipada segunda venida de Cristo. El Adviento llegó a ser un tiempo para renovar la anticipación y deseo del regreso de Jesús.
Hoy, el Adviento es un período de preparación para ambos “advientos”, las dos llegadas de Jesús. Lester Ruth, profesor de adoración cristiana en Duke Divinity School, ofrece la siguiente distinción para la idea de Adviento: “La forma más simple que tengo para distinguir entre Adviento y Navidad es que el Adviento usa la palabra ‘ven’ como una petición anhelante que se expresa en anticipación, mientras que la Navidad es una reflexión conmemorativa de cómo el Señor ha venido en el nacimiento de Cristo para dar comienzo a un nuevo orden redentor”.
En nuestra cultura, la tremenda conexión que el Adviento tiene con la Navidad descolora la anticipación del otro adviento de Jesús, su segunda venida. Unimos la conmemoración de la Navidad con la anticipación del Adviento, pero ignoramos la segunda venida removiendo así algo de la urgencia de nuestro llamado a promover el amor y la justicia de Dios en la tierra.
¿Qué queremos decir por “segunda venida”?
La mayoría de los credos cristianos contienen alguna derivación de la siguiente afirmación:
“Cristo vendrá otra vez para juzgar a los vivos y a los muertos”.
La Iglesia Metodista Unida afirma que Cristo volverá otra vez para juzgar a los vivos y a los muertos como preludio a la revelación de la nueva creación. De modo que, cuando Cristo vuelva traerá también una nueva creación. Esta nueva creación está definida por la unidad del Creador y la creación de la cual habla el Libro de Génesis. En el Nuevo Testamento, esta creación renovada disfruta de la libertad de la muerte, el pecado y la corrupción. La creación renovada se transforma en un mundo sin las cadenas de la muerte. Una creación liberada de sistemas y acciones por los que los humanos se separan unos de otros y de Dios.
El creer que tal mundo es posible nos llena de esperanza. El Adviento es la temporada para reflexionar y renovar dicha esperanza.
¿Qué hacemos para Adviento?
Nos parece que las observancias de Adviento podrían beneficiarse de un énfasis mayor en el Adviento que todavía está por venir, para disminuir así el énfasis en el Adviento que se recuerda en las celebraciones de Navidad, ya que cuando llegue el 25 de diciembre habrá tiempo para ellas. ¿Cómo nos reorientamos hacia el anhelo del segundo Adviento?
La adoración colectiva reflexiona en el Adviento usando una corona de Adviento rodeada por cuatro velas más otra vela al centro. Las cuatro velas exteriores representan las marcas de una creación redimida: gozo, esperanza, paz y amor. La vela central representa la presencia de Cristo cada domingo. Cada domingo prendemos una de las velas exteriores. Por último, prendemos la vela de Cristo como recuerdo de la eterna presencia de Cristo. Por su puesto que podemos usar la misma observancia en nuestro hogar con coronas de Adviento que nos hacen contemplar nuestro anhelo de gozo, esperanza, paz y amor.
Para reflexionar también usamos la música. Muchas canciones comunican el anhelo que sentimos en Adviento. Desafortunadamente, durante esta temporada estas canciones son eclipsadas por otras canciones que se centran en la Navidad. Escuche algunas canciones que se centran en el Adviento y los anhelos que comunican. Escuche esta lista de Adviento.
Los devocionales nos ofrecen oportunidades diarias o semanales para centrarnos en el tema. Consulte este devocional semanal. El Aposento Alto ofrece un devocional diario que se centra en el Adviento. Shane Clairborne también recomienda visitar CommonPrayer.net, donde se ofrecen oraciones diarias que hablan de nuestras expectaciones para Adviento.
Ryan Dunn, es ministro de involucramiento por la web de Rethink Church, que opera desde Comunicaciones Metodistas Unidas, Nashville, Tennessee. Contáctese por email.