El escaparate de ladrillos rojos de 313 E. Sullivan Street, en Kingsport, Tennessee, no luce como un lugar de adoración. Pero no se equivoquen. Muchas cosas de iglesia ocurren en este edificio centenario de 5,000 pies cuadrados. Se lleva a cabo un ministerio que se derrama fuera de sus puertas y atrae la atención de la gente a medida que avanza por la ciudad.
En otro frente, la Iglesia Metodista Unida Shades of Grace tiene personas que trabajan como metodistas unidos del mundo que se involucran en una teología que ha resonado a través de décadas en la rica tradición misionera de la Iglesia Metodista Unida. Dan la bienvenida a los extranjeros, alimentan a los hambrientos, visten a los pobres, sanan a los enfermos y escuchan y crean amistades con la gente que vive a los márgenes de la sociedad.
“Vemos con los ojos de Jesús”, dice el Dr. Joe Smiddy, miembro de la IMU Shades of Grace.
Empiece dando un paso corto
“Procedemos con la presuposición de que todos pueden dar un paso corto”, nos dice Smiddy. “Sea que sea sustancias, fe, salud mental o soledad, podemos tomarlos del brazo y ayudarlos a dar un corto paso. Estos pasos cortos pueden llevarlos a dar pasos más largos”.
Smiddy es un médico jubilado que trabaja como voluntario cinco días a la semana en la IMU Shades of Grace. Conecta a la gente con servicios de salud, ayuda a preparar y servir comida y a encontrar hogares y trabajo para la gente necesitada.
“Salto de la cama cada mañana y digo ‘Señor, ¿Qué vamos a hacer hoy?’ ¿Por qué me voy a ir a jugar golf? ¿Por qué me voy a ir de pesca? ¿En dónde voy a estar que no sea en Shades of Grace?”, dice Smiddy con entusiasmo.
La IMU Shades of Grace ha servido al vecindario desde que empezó, hace nueve años, como una nueva plantación de iglesia de la Conferencia Anual Holston. El Departamento de Policía de la ciudad es uno de los socios comprometido. Recogen artículos que guardan en sus vehículos a fin de compartirlos con aquellos que encuentran en su recorrido. La ciudad de Kingsport contrató a un servidor social licenciado que actúa como nexo entre esta área de población desatendida y el gobierno, así como usando los recursos comunitarios que trabajan con la iglesia. No menos que 65 congregaciones regionales están asociadas a Shades of Grace, proveyendo fondos, comida y otros artículos. La iglesia local Immanuel Lutheran donó lotes para enterrar a gente que no tienen quién los entierre. El pastor de IMU Shades of Grace, Rev. Will Shewey, ya ha oficiado más de 100 funerales de personas no reclamadas.
Los milagros abundan
Steve Wells es líder laico y uno de los fundadores de la iglesia. Nos dice que muchas veces se siente “atónito” al ver cómo Dios opera en la IMU Shades of Grace.
“Hay veces que estoy en la cocina preparando emparedados, y digo ‘Señor, necesitamos más pan’, y de repente alguien entra trayendo moldes de pan”, nos cuenta.
“Los milagros ocurren, y les digo que son milagros”, subraya Wells. “Cuando uno ora por algo y eso ocurre, entonces ves que Dios realmente está trabajando aquí”.
Smiddy tiene sus propias historias milagrosas para compartir, como la vez que el ministerio recibió tres pares de zapatos talla 15.
“No acostumbramos a recibir peticiones de zapatos talla 15”, explica. “Pero ocurrió que la siguiente persona que entró fue para pedir zapatos talla 15”.
“Este tipo de cosas ocurren todos los días”.
“Me doy cuenta de que uno simplemente tiene que aceptar a la gente. No los podemos cambiar. Uno debe mostrarles el amor de Dios, y ese amor los cambiará poco a poco”
Wells asiste regularmente a los servicios de adoración de la IMU Shades of Grace. El Rev. Shewey dirige la adoración en persona y por la web. Wells no está seguro de si podría volver a una iglesia tradicional. Lo que ha aprendido de su fe y de sí mismo en Shades of Grace lo ha cambiado en forma significativa.
“Me di cuenta de que uno simplemente tiene que aceptar a la gente. No los podemos cambiar”, comparte Wells. “La mayoría de la gente tiene una opinión negativa de la gente sin hogar. Ocurre que la mayoría está haciendo lo mejor que puede. Uno sólo debe mostrarles el amor de Dios, y ese amor los cambiara a medida que pasa el tiempo”.
Wells fue testigo de dicha transformación en el caso de una persona que asistía a la iglesia. Era un hombre con problemas mentales que era conocido por ser belicoso y sucio. Wells nos cuenta que un día, el hombre vino a la iglesia y pidió la ducha y ropa limpia. “Estaba débil, así que lo ayudé”, recuerda. “Se detuvo y me dijo: ‘Steve, gracias por ser amable conmigo’”.
“Tocó mi corazón oírlo así”, añade Wells.
La conexión entre el hambre espiritual y el físico
Uno primero debe abordar las necesidades básicas, como techo y alimentación, antes de hacer una conexión espiritual, dice Kiki Arrington White que, junto a los miembros de la IMU Crenshaw, sirve comida a una mil personas cada semana.
Tenemos un edificio para la iglesia, pero la iglesia es la gente. Así que, queremos demostrarles que aquí estamos para servirlos.
Durante la pandemia, White perdió temporalmente su trabajo. Así que, no solo se convirtió en voluntaria, sino en alguien que también necesitaba del ministerio de la iglesia para sus necesidades.
“Recibir una caja con alimentos me ayudaba emocionalmente, pero también me ayudó a estirar el presupuesto hasta el siguiente pago de mi salario”, comparte White. “Además, poder ayudar a otros ha sido siempre algo que me levanta el ánimo, así que era muy bueno saber que podía servir a otros. El saber que participaba como recipiente de la ayuda me ayudó a solidificar mi creencia de que Dios realmente provee para nuestras necesidades. Cuando satisfago mi hambre físico puedo atender el hambre espiritual”.
La IMU Crenshaw tiene un ministerio de ayuda de larga data que aborda la inseguridad de alimentación por medio de un huerto comunitario, cajas de alimentos y un trabajo mancomunado con la Asociación Americana del Corazón para la repartición de productos. Los miembros dicen que la diferencia no solo está en una vida rica de misión, sino una comunidad más sana y solidaria.
“Los diferentes ministerios nos ayudan a ser parte de la comunidad”, afirma Liz Porter, miembro de Crenshaw. Nos explica que la iglesia se ubica en el área de Baldwin Hills de Los Ángeles, un vecindario diverso donde la gentrificación que experimenta hace difícil encontrar productos frescos.
“Tenemos un edificio para la iglesia, pero la iglesia es la gente. Así que, queremos demostrarles que aquí estamos para servirlos”, dice Liz Porter. “La gente necesita relacionarse y sentir que son parte de la comunidad”.
“Siento que servir a la gente me ayuda a crecer como cristiana”, nos explica Porter. “Incluso cuando es difícil, uno debe abordarlo todo desde una perspectiva de amor y entendimiento. Quiero que todos se sientan bienvenidos y respetados”.
“Estamos aquí para mostrar amor genuino cuando sea que tengamos la oportunidad”, nos dice Porter. “Somos una extensión de Jesucristo”.
Crystal Caviness trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese por email o llame al 615-742-5138.