Todos hemos oído hablar de Juan y Carlos Wesley, pero hay muchas otras personas importantes del metodismo que quizá usted no conozca. La serie Héroes no Reconocidos del Metodismo cuenta la historia de figuras poco conocidas cuyas vidas y testimonio todavía impactan a la Iglesia Metodista Unida hoy, incluso si sus nombres no son familiares.
Barbara Heck
A veces una historia es demasiado buena para ser verdad, pero esta es real. Es la historia de Barbara Heck, “madre del metodismo americano”. La mayoría de los metodistas unidos que han escuchado el nombre de Barbara Heck ha sido en conexión con la vez que vio a su esposo y a otros hombres jugando cartas. En una acción parecida a la de Jesús derribando las mesas del templo, arrojó las cartas al fuego y demandó que se fundara una nueva sociedad metodista en la ciudad de Nueva York.
¿Pero quién era esa piadosa y audaz mujer y por qué estaba determinada a plantar el metodismo en América? Sabemos muy poco de la vida de Heck antes de su llegada a la América de la Colonia, en 1760. Sabemos que nació en Irlanda, en 1734, que sus padres inmigraron de Alemania y que se casó con Paul Heck. El matrimonio se unió a la sociedad metodista local de Limerick, Irlanda.[1]
En 1769, los Heck inmigraron a Nueva York como parte de un numeroso grupo de alemanes e irlandeses.[2] En algún momento de su vida, la pareja compró una esclava que se llamaba Betty para que sirviera como sirvienta de Barbara.[3] En 1765, Philip Embury, primo de Barbara, se les unió. Philip también se había convertido al metodismo en Irlanda y había servido allí como predicador local.[4]
A pesar de que todos ellos fueron metodistas fieles en Irlanda, los Hecks y sus amistades empezaron a relajarse en sus prácticas espirituales, puesto que no había grupos metodistas activos en el área. Fue en ese tiempo que Barbara pilló a su esposo y a otros hombres del barrio jugando cartas, lo que la hizo famosa por su reacción. Juan Wesley y los primeros metodistas consideraban que los juegos de azar eran pecaminosos porque era un despilfarro de dinero y tiempo que se deberían usarse para Dios.[5]
Como Embury había servido como predicador local en Irlanda, Heck le encomendó que dirigiese la nueva sociedad metodista. Muy avergonzados por el valor de Barbara, los hombres se pusieron a trabajar de inmediato. Mientras que Embury servía como predicador del grupo, Barbara continuó ocupando un papel activo convirtiendo y organizando a las mujeres. Betty se unió al grupo, atrayendo a muchos negros americanos y personas libres, lo que hizo que los metodistas de Nueva York conformaran una comunidad multirracial desde el principio.
En 1768, la sociedad metodista edificó su primera iglesia metodista oficial en América, ubicada en John Street, Manhattan. Aunque no era la primera sociedad metodista en América, el grupo de Nueva York era uno que mostraba un rápido crecimiento. Después que uno de los miembros escribió a Juan Wesley para pedir ayuda, Wesley envió a dos misioneros: John Pilmore y Richard Boardman, quienes supervisaron y unieron a todos los varios grupos metodistas que operaban en América. Esto sentó el fundamento de la Iglesia Metodista Episcopal, precursora de la Iglesia Metodista Unida.
En 1770, los Hecks y Embury establecieron una nueva sociedad metodista en la ciudad de Camden, al norte de Nueva York. Pero pronto la vida de Barbara dio un giro difícil. Como muchos líderes metodistas de Norte América, los Heck eran leales a la corona inglesa y se oponían a la revolución americana. Paul Heck brevemente se unió al ejército británico durante la guerra. Eventualmente, la pareja se vio forzada a huir a Canadá, estableciéndose en Ontario junto a otros leales a la corona. Barbara nunca perdió su celo y ayudó a fundar la primera comunidad metodista en Canadá. Barbara murió en 1784.[6]
El trabajo que Barbara Heck y su comunidad realizaron en Nueva York siguió adelante después de su partida. La congregación que ella fundó sigue reuniéndose en la IMU John Street. Fue este éxito lo que hizo que Wesley decidiera enviar superintendentes a América para combinar su sociedad con otras y así formar la Iglesia Metodista Episcopal. Sin Barbara Heck quién sabe si el metodismo habría sobrevivido y prosperado en América como lo hizo. Este éxito hizo que el metodismo americano tomase el lugar de Inglaterra como centro del metodismo en el siglo XIX. La Iglesia Metodista Unida de hoy todavía se beneficia del ejemplo de Heck. Así que, la honramos como una de las heroínas no reconocidas del metodismo.
Philip J. Brooks es escritor y productor de contenido en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese con él por email.
[1] “The History Of Barbara Heck.” Victoria United Church. Prescott, Ontario.
[2] “Methodism’s Arrival in America.” General Commission on Archives and History for The United Methodist Church.
[3] The Book of Resolutions of The United Methodist Church 2016. Nashville: Abingdon Press, 2016. Resolution #3062.
[4] Russell, Richey E. and Rowe, Kenneth E. The Methodist Experience in America: A History Volume 1. Nashville: Abingdon Press, 2010.
[5] Idem.
[6] “The History Of Barbara Heck.” Victoria United Church. Prescott, Ontario.