What is the craziest thing your faith inspired you to do?
¿Qué es lo que la fe inspira en nosotros?
Estamos siendo testigos de un gran avivamiento que creo nos está ayudando a vislumbrar el reino “de parentesco” entre nosotros. La pregunta es: ¿Seremos capaces de reconocer la invitación para unirnos al trabajo?
On, April 11, 2017, the Tuesday of Holy Week, I was cited and booked with trespassing as 12 of us gathered to sing spiritual songs on the floor of the governor’s office.
Una semana antes, con otros líderes de fe del área de Nashville, asistí al instituto y cumbre de liderazgo de organización política y moral, dirigido por el Rev. William Barber, gracias a la organización Repairers of the Breach. El taller fue organizado por Justin Jones y tenía como fin equipar a líderes de fe para llevar el ministerio de la justicia social a la vida pública. William Barber, la figura detrás del movimiento “Lunes Moral” de Carolina del Norte, había estado llamando a la gente con valentía moral a “avanzar juntos”. Este era un llamado para quienes se habían estado juntando en la Plaza Legislativa de Carolina del Norte desde el 2013, para señalar un llamado al pueblo para rechazar la agenda radical que había reducido a los más vulnerables de ese estado.
Antes de matricularme para el evento, había estudiado la obra realizada por el Rev. Barber. Así que, lo que me atrajo al movimiento del Lunes Moral fue ese avivamiento moral que resonó conmigo. El trasladarme de Seattle, en la costa oeste en Washington, al sur del país me abrió los ojos. Los problemas que todos veremos surgir eventualmente a escala nacional, los observaba a nivel regional: supresión del electorado, recortes del presupuesto de educación, legislación anti-LGBTQ, más restricciones de los derechos reproductivos y de la justicia, así como otros intentos por legislar el acceso para los más vulnerables del estado, incluyendo el acceso a la atención médica, derechos de inmigración y el complejo industrial de prisiones.
Cuando me senté en mi mesa, me enteré que la persona programada para informar acerca de lo que ocurría en Tennessee, en cuanto a la política de inmigración, no podía asistir al taller porque había sido llamada para abordar ciertas preocupaciones que se desarrollaban en otra parte del estado, y se me dijo que yo podía ofrecer mi opinión. offer those remarks.
Dando un paso de fe
Accedí y de inmediato llamé al director ejecutivo de Justicia para Nuestros Vecinos de Tennessee. Esta es una organización que trabaja a favor de los derechos de los inmigrantes y que fue fundada por el Comité de Auxilio Metodista Unido. Lo llamé porque quería asegurarme de no dejar nada fuera cuando tuviera que hablar en el taller. Hablé de cómo la policía local colaboraba con la policía de inmigración. Mencioné cómo el Condado de Davidson donde vivo era el cuarto condado de Tennessee que había implementado el programa Comunidades Seguras en el 2010. Este es un programa de intercambio y ejecución operado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que le permite a ICE identificar, investigar e iniciar procedimientos de deportación de personas que no son ciudadanas y que se topan con la policía. A principios del 2012, los 95 condados de Tennessee ya habían activado el programa Comunidades Seguras. Hablé de cómo, el año 2011, ICE informó que el 60% de las personas deportadas bajo dicho programa eran gente sin antecedentes criminales o que habían sido condenadas por delitos menores. Mencioné cómo el programa Comunidades Seguras socava nuestros valores respecto al debido proceso e igualdad de protección ante la ley, y fomenta la discriminación a causa del perfil racial. Hablé de leyes del Senado que tienen la intención de marginalizar a los inmigrantes y refugiados, que prohíben las adopciones y la formación de santuarios de protección.
Ese fue un día de entrenamiento lleno de apoyo, cantos y gente diciendo Amén. Estábamos entusiasmados. Al terminar el día, nos preguntamos “¿Y ahora qué?”
Nos dividimos en varios grupos para ver qué decidíamos. Al contemplar la larga lista de asuntos que estaban dañando a los más vulnerables y en medio de la semana santa, nos preguntamos: ¿Cuáles son los problemas más urgentes que no podemos ignorar? La sesión legislativa del congreso de Tennessee estaba por terminar en unas semanas a fines de abril, así que nos preguntamos: ¿Podemos organizar una acción directa que pida una respuesta de los congresistas?
La respuesta fue “Sí”.
Movidos por los testimonios de la presentación entregada al principio de ese día, discutimos el tema de la expansión de Medicaid. Esta provisión de la Ley de Asistencia Asequible (ACA = Affordable Care Act) había fallado repetidamente, y hasta la fecha 280,000 trabajadores necesitaban ser cubiertos por el seguro médico.
El Rev. Barber nos llamó a un avivamiento moral, a unirnos en todo el país para desafiar las injusticias sistémicas tejidas en las estructuras del país. Antes que se lanzara la campaña Gente Pobre a través de la acción de Repairers of the Breach, me sentí motivada que se nos invitara a continuar el trabajo de edificación empezado por el Rev. Dr. Martin Luther King Jr. Así que, nos juntamos el martes en la tarde en la Iglesia Metodista Unida McKendree, donde practicamos canciones dirigidos por un músico. Un organizador condujo un entrenamiento de acción directa para que los participantes entendieran qué señales indicarían las oportunidades para irnos en caso de que no quisieran ser arrestados. Oramos.
Después caminamos y cantamos hacia la oficina del gobernador para pedir una audiencia con él y para entregar una carta que pedía la expansión de Medicaid, además del llamado a un liderazgo moral reflejado en las políticas de nuestros oficiales electos.
El gobernador no estaba en su oficina, pero continuamos cantando y compartiendo historias, y seguimos esperando hasta que solo quedamos 12 de nosotros que fuimos desalojados, esposados y citados por allanamiento.
La meta de dicho martes no fue ser arrestados, aunque estábamos dispuestos.
Saliendo de mi comodidad
El año 2012 me mudé de Seattle a Tennessee, pensando volver a Seattle después de algunos años. Nunca me sentí apegada, solo era el lugar donde vivía y trabajaba. Pero ese evento marcó un punto especial en mi vida. Vi a Nashville no solo como un lugar donde trabajaba, sino como un lugar donde contribuía a llegar a ser la gente que queríamos ser. Y ahora creo que es a través de una fe que se involucra en el terreno público que vivimos nuestra fe.
Pienso en ese día cuando leo acerca de lo que ocurre en las calles hoy. Al escuchar a la gente gritar “Black Lives Matter”. Al vivir en un estado que siguen negando la expansión de Medicaid incluso con un nuevo gobernador y una lista de 26 estados que han expandido Medicaid bajo ACA. Al oír acerca de la masacre de los cuerpos de las personas negras. Al ver a personas que prefieren no preocuparse unos por otros cuando se niegan a usar máscaras o practicar distanciamiento social.
Pienso en ese día cuando veo a corporaciones comprometiéndose públicamente a la diversidad e igualdad. Cuando veo cómo derriban los monumentos de la confederación en todo el país. Cuando veo que los años de organización y acción no-violenta directa se hacen realidad.
Estamos siendo testigos de un gran avivamiento que creo nos está ayudando a vislumbrar el reino “de parentesco” entre nosotros. La pregunta es: ¿Seremos capaces de reconocer la invitación para unirnos al trabajo?
Sophia Agtarap es diácono de la Iglesia Metodista Unida, una orden laica cuyo ministerio de por vida es el amor, la justicia y el servicio. Sirve también como directora de comunicaciones en la Escuela de Divinidad de Vanderbilt. Le encanta explorar la interconexión entre comida y comunidad, y también las maneras en que podemos amar y servir al prójimo a través de esas intersecciones.