Si alguien me pregunta cuáles fueron mis marcas y atuendos favoritos cuando era pequeño o adolescente, responderé que realmente no me acuerdo, y hay una razón para ello.
Esas cosas eran importantes momentáneamente. Al mirar hacia atrás, es la cultura que mis padres establecieron en mi hogar lo que ahora impacta a mis niños.
No necesitamos estudios estadísticos para darnos cuenta de que la mejor forma en que uno puede dar apoyo no se compra en las tiendas. Los sentimientos y pensamientos que pasan por el corazón y mente de una niña o niño están grandemente influenciados por sus padres. Desde la resiliencia emocional hasta la fe religiosa y una cosmovisión positiva pueden impactar tremendamente el funcionamiento del niño en la escuela. Veamos cómo las palabras y acciones de los padres pueden equipar a una hija o hijo para lograr el éxito.
Asigne a los pequeños tareas para adultos
Alistar las mochilas y la ropa la noche anterior. Decidir qué comer al desayuno y el lonche. Estos son tipos de decisiones y acciones que ayudan a que los niños formen un sentido de independencia y habilidades de planificación. Una vez que estas acciones se convierten en rutina, las mañanas se vuelven más fáciles y eficientes. En lugar de sentir estrés en casa o de camino a la escuela, usted tendrá más oportunidades para conversar con su hija y más tiempo para un rico cereal.
Da lo mejor de ti
Con solo algunas simples palabras, usted puede establecer expectativas que son realistas y útiles. Mi padre una vez me dijo: “Lo único que te pido es que entregues lo mejor de ti”. Como niño, entendí esto por su simple valor nominal y como una expresión trivial y cliché. Pero con el tiempo su sabiduría probó ser más profunda. Dar lo mejor de mí –sea en la escuela, en las actividades extracurriculares y en mis pasatiempos– significó esforzarme razonablemente. Esta idea formó una cultura en el hogar que todavía resuena con mis niños.
Dándose de cabezazos
La idea de dar lo mejor de uno mismo también aparece en la Biblia. Efesios 6:4 dice: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6:4 NVI). En cuanto a la escuela, usted tendrá desacuerdos y momentos difíciles con sus niños respecto a las tareas para la casa. Es vital evitar darse de cabezazos. Hay que mantener la calma mostrando a la vez firmeza para bajar las tensiones, de modo que el niño no asocie las tareas con peleas.
Conozca al maestro o maestra
El asistir a la primera reunión del año escolar ayuda mucho para identificar nombres con rostros, y obtener información sobre la sala de clase. Para evite que su interés termine allí. Mantenga una buena comunicación (por teléfono o email) con la maestra durante todo el año. Pregunte acerca de las tareas por email o mensajes de texto. Es una forma fácil de mantenerse informado acerca de su hija o hijo.
Esto no quiere decir que usted se convierta en un padre o madre helicóptero. El punto es solo que se mantenga informado y que se comunique cuando sea necesario. Uno debe apoya la educación de los hijos.
No pregunte simplemente: ¿Cómo estuvo la escuela?
Esta pregunta de seguro que recibirá una respuesta general como “bien”, “más o menos”, o “mal”. Es mejor preguntar cosas específicas. Pregunte cuál fue la mejor parte del día, a quién encontraron, qué personalidad tiene su maestro, etc. La clave está en abrir una conversación y aprender más de cómo percibe la niña la escuela. No se preocupe de que a su niña le fastidien las preguntas. Su conducta debe demostrar que usted se interesa en la vida de su hija o hijo.
Aprende a comerte un elefante
Desde muy temprano en la escuela primaria, los niños recibirán proyectos difíciles. Su hija podrá decirle algo como: “¡Mamá, la maestra quiere que construyamos un modelo del sistema solar a escala! ¡Necesito ayuda!” Lo que para su niño pareciera algo abrumador, para un adulto parecerá algo no tan difícil. Esta es una oportunidad para ayudar a su hija a que desarrolle dos tipos de habilidades al mismo tiempo.
Las habilidades prácticas y eruditas que se necesitan para el proyecto se unirán a las lecciones aprendidas en la escuela. De igual importancia son las habilidades mentales que usted puede enseñar a su hijo, tales como la perseverancia, la planificación y la concentración.
Ofrézcale a su hijo el siguiente consejo: “¿Cómo te comes un elefante? Poco a poco, de mordisco a mordisco”. Tareas que parecen enormes se convierten en más fáciles cuando las dividimos en secciones pequeñas. Cuando es el momento de edificar un sistema solar, ayude a su hija a escribir una serie de pasos necesarios para el proyecto. Al avanzar paso a paso, la niña irá formando confianza y creciendo en sus capacidades.
Debemos tratar las calificaciones como si fueran parte del mercado de valores
Todo planificador financiero con experiencia aconsejará a sus clientes de que no estudien sus finanzas todos los días. Lo inteligente es tener un vistazo a largo plazo. Lo mismo se aplica a las calificaciones.
Definitivamente, fíjese bien en las calificaciones de su hijo cuando llegue a casa con libretas o papeles que usted debe firmar, pero evite poner demasiado énfasis en una sola asignación. Por ejemplo, si su hija por lo general saca una A o B, y raramente una C o D, es mejor alabarla por la tendencia general de su trabajo. En otras palabras, a nadie le gusta ser evaluado por su peor calificación.
Sea tratable y humilde acerca de su pasado
Quizá usted fue la reina que vuelve al colegio (homecoming queen) o la estudiante que pronunció el discurso de graduación (class valedictorian). Quizá usted ganó la feria de ciencia o fue nombrado como el mejor jugador de baloncesto. No importa cuán grandes hayan sido sus logros en el colegio, evite engrandecerse contándolos con demasiadas alabanzas. Su hijo debe buscar su propio camino, que quizá sea distinto al suyo.
Animar a su hijo o hija a que logren sus metas es una buena cosa. Pero esperar que ellos sigan sus pasos crea una ruptura innecesaria y dolorosa. La libertad y la disciplina harán que su hijo e hija florezcan
Enséñeles acerca de su vida en oración
Una forma maravillosa de mostrar amor es orar por el bienestar, carácter y éxito de sus niños. Pero pregúntese: ¿Sabe mi hijo o hija que yo oro?
Cuando usted habla con su niño de sus oraciones, usted le comunica la forma en que usted ve el mundo y de su relación con Dios. Pregúntele a su hijo acerca de sus necesidades de oración.
Su hija o hijo irán cambiando. Sea usted lo que permanece constante.
De vez en cuando miramos las fotos de nuestros niños, y vemos los cambios que se produjeron con su desarrollo. Sonreímos y a veces nos reímos (“cierto, ese fue un corte de pelo particular”). Su hija madurará en su identidad, pero su necesidad del apoyo de sus padres seguirá.
Se ha dicho que durante la adolescencia, a los niños les gusta probar los adornos de la edad adulta para ver qué encaja con sus necesidades. No importa cómo su hijo navegue su juventud y no importa cuán independiente se vuelva, el apoyo constante de los padres en el contexto del mundo de la fe pueden ofrecer raíces fuertes y profundas que permanecerán por toda la vida.
Brett McArdle trabaja como gerente de Content and Branding de Comunicaciones Metodistas Unidas. Vive cerca de Nashville con su esposa y dos hijos. Su tiempo libre lo gasta en escribir, mantener su estado físico y discutir cuán grandes son equipo de futbol Alabama Crimson.
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