Reconocemos, acogemos y declaramos a todas las personas, independientemente de sus países de origen, como miembros de la familia de Dios. Afirmamos el derecho de toda persona a las mismas oportunidades de empleo, acceso a vivienda, cuidados médicos, educación y libertad de la discriminación social. Exhortamos a la Iglesia y a la sociedad a reconocer los dones, contribuciones y dificultades de quienes son inmigrantes y a abogar por justicia para todos. Nos oponemos a políticas migratorias que separan familias o que incluyen la detención de familias con niños, y pedimos a las iglesias locales que estén en ministerio con las familias inmigrantes.
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Principios sociales: Derechos de los inmigrantes
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