Nos gusta tener misiones, ¿cierto? Uno se siente bien al tener una búsqueda y propósito claros. ¿Ha estado en misión el día de hoy? Quizá sólo quiso pasar un buen día y no meterse en problemas. Quizá fue algo desafiante y profundo.
En la iglesia hablamos mucho de misión. Las iglesias que tienen una misión clara para alcanzar a la gente fuera de la congregación a menudo se les conoce como iglesias “misionales”. Nunca me gustó la frase “iglesia misional” porque suena como algo sacado de la redundante escuela de la redundancia. En algún punto de nuestra existencia la iglesia era simplemente misional.
¿Qué es una iglesia misional?
¿Qué es misional?
Participar activamente en la misión de representar el amor de Dios en el mundo.
Para aquellos de nosotros que no somos “nerds” en asuntos de iglesia (quizá cada uno de ustedes lo es…), la palabra “misión” viene del latín “missio” que significa “enviar” o “comisionar”. Si yo tengo un “missio” significa que necesito ir de un lugar a otro lugar con un fin o en nombre de alguien.
Piense en los viajes misionales de corto plazo. Salimos de una iglesia local para viajar a otro lugar (por lo general “menos afortunado) a nombre de Jesucristo para ayudar a que la gente experimente el amor de Cristo. Con el tiempo, el trabajo “misional” de la iglesia llegó a darse en cierta temporada.
Creo que esto tiene que ver con cuán “mainstream” llegó a ser la iglesia —aquel tiempo cuando todos iban a una iglesia. Hubo un tiempo cuando la gente se mudaba a una nueva ciudad y lo primero que buscaba era el nombre de la denominación a la cual pertenecía (no el café local). El ser “enviado” no era necesario cuando toda la gente venía a nuestra iglesia local. Llegamos a ser menos misionales y nos convertimos en mantenedores, manteniendo el supuesto estatus quo.
Muchas de nuestras iglesias todavía ven su propósito como la mantención de este supuesto estatus quo, a pesar de que nuestros vecindarios ahora son pos-cristianos.
Esto es evidente cuando nos llamamos “iglesia misional”, cuando idealmente la palabra “iglesia” deberían implicar que somos misionales.
De hecho, una vez serví en una iglesia donde el pastor insistía que la oportunidad misionera más grande ocurría los domingos por la mañana, para mostrarle a la gente lo que somos. No estaba del todo equivocado, pero la idea todavía suena como “hagamos que la gente nos encuentre donde estamos reunidos los domingos por la mañana”. Eso no es ser “enviado”. Esto es estar esperando que la gente a nosotros, y esto no es ser misional, a menos que usted esté manteniendo un anticuado estatus quo.
Muchas veces queremos que la gente se nos una en lo que estamos haciendo, que vengan a donde estamos reunidos o se unan a la conversación que tenemos, y esta es la razón de por qué las iglesias están declinando.
Esto se debe a que es más fácil controlar a la gente que amar a la gente.
¿Qué significa ser personalmente misional?
Ser misional significa juntarse con la gente allí donde están; unirse a ellos en lo que están haciendo; unirse a la conversación que tienen, a la vez que llevamos la luz de Cristo, no con doctrinas y dogma, sino con nuestras palabras y acciones.
En este período de mi vida, cuando tratamos de plantar una iglesia, más que ser misional, lo que debemos hacer es en encarnarnos. A fin de cuentas, es tan solo un asunto semántico.
El término “misional” todavía nos permite darnos el lujo de quedarnos donde estamos, esperando cambiar las vidas de aquellos que se cruzan por nuestros caminos. El encarnarse implica más bien cruzar fronteras.
Dios no esperó que nosotros vayamos a Dios. Más bien, Dios se encarnó y, por tanto, Jesús se encontró con nosotros en nuestro contexto. Jesús nos encontró allí donde está la humanidad y caminó con nosotros. Cruzó las fronteras sociales para fraternizar con los más humildes, al punto que fue acusado de glotón y borracho. También cruzo las fronteras religiosas juntándose y tocando a los “inmundos”. Jesús fue a la gente constantemente.
Jesús fue duro con aquellos que se mantenían tomando las cosas en forma equivocada, los que ya eran religiosos. Pero mostró su gracia a aquellos que sentían que su vida estaba equivocada.
Cuando Jesús estaba a punto de dejar este mundo, nos mandó encarnar su misión diciendo que vayamos.
Cuando alguien pregunta por un buen libro acerca de cómo empezar un nuevo ministerio. Siempre recomiendo el libro de Gregory Boyle, Tattoos on the Heart. No se trata de un libro específico para plantar iglesias. No contiene instrucciones o pautas en cuanto a puntos de referencia o ideas de cómo crear una declaración de misión y visión. Más bien, el libro está lleno de historias de cómo el sacerdote Greg realiza un ministerio encarnado. Greg encuentra a la gente allí donde está, se une a la conversación que tienen y se sumerge en su contexto. Se trata de cómo Dios ha cambiado vidas usando el trabajo del padre Greg.
¿Quiere usted ser misional? Entonces atrévase a arriesgarse a salir y encontrar a la gente en su propio contexto. No sienta la necesidad de explicar o probar la existencia de Dios, pero esté dispuesto a escuchar sus historias. Tomará tiempo, pero pronto veremos cómo sus historias se entrelazan con las nuestras y cómo todas nuestras historias se entrelazan con la narrativa de Dios.
¿A dónde te guiará el Espíritu?
¿A qué vidas te guiará?Joseph Yoo se mudó de la costa oeste para vivir feliz en Houston, Texas, con su esposa e hijo. Sirve en Mosaic Church, Houston. Visite josephyoo.com.