Matrimonios saludables: la Intimidad

Por William Chignoli


La vida en pareja puede ser la aventura más fascinante que dos personas puedan lograr. Pero también podría ser la experiencia más dolorosa que alguien pueda vivir. El "amor eterno" dura poco. A partir de ese momento, la construcción de la relación se hace imperativa.

De acuerdo a los estudios sobre el asesoramiento para matrimonios, los temas que las parejas dan como factores de conflicto son los siguientes: El sexo, el dinero, la comunicación y los hijos. Cada uno de estos temas podría ser tratado por separado en extensos capítulos. Un común denominador en la base de estas cuatro áreas de conflicto es la ausencia de intimidad.

La intimidad es el tiempo que la pareja se debe a sí misma, a fin de compartir uno con otro las tensiones de la vida, para comunicar lo que hay en el corazón de cada uno, para compartir temores y sueños, conversar sobre el presupuesto familiar, las ansiedades en el trabajo, los hijos y, lo que es muy importante, hablar de cada uno y jugar con sus emociones y el sexo.

La vida en pareja se vive en la plenitud de sus posibilidades cuando los participantes trabajan para lograrlo. Existen muchas formas de relacionarse como relaciones constructivas puedan crearse. Una pareja puede lograr satisfacción e intimidad como compañeros. Otra puede lograr intimidad en un balance agitado entre la pasión intensa y la lucha enérgica. Pero la mayoría de las parejas logra satisfacción e intimidad en el movimiento continuo que se extiende entre dos extremos.

La intimidad no es tanto una cuestión de qué cosas se comparten y con cuánta intensidad, sino más bien tiene que ver con el grado de necesidad-satisfacción mutua dentro de la relación. Cuando la interacción resulta destructiva, o cuando los cónyuges viven vidas paralelas de "vive y deja vivir", o cuando cada cónyuge siente la necesidad de algo más profundo en la relación, la pareja puede estar necesitando un cambio.

En cualquier etapa o estadio de la vida en común, la pareja puede tomar conciencia de la necesidad de una profundización y enriquecimiento de la relación matrimonial. Pero parece que hay tres períodos en los cuales es urgente la búsqueda de intimidad. El primero tiene lugar en la etapa del noviazgo, cuando la pareja se comienza a relacionar a un nivel más profundo. El segundo es el período del conocimiento intenso, posterior a la luna de miel, es el momento en que las personalidades se entrelazan. El tercer período tiene lugar en la edad madura, cuando el éxodo de los hijos deja a la pareja a solas y, en este contexto, junto a los sentimientos del proceso de envejecimiento.

El matrimonio es en potencia una relación muy íntima y es también la más difícil de satisfacer. El crecimiento de las relaciones requiere tiempo, interacción cara a cara sin manipulación. Los cónyuges se convierten "el uno para el otro" en el recurso clave para el aprovisionamiento del alimento espiritual. Cada uno de los cónyuges posee la capacidad de nutrir o dejar morir la personalidad del otro.

El pacto matrimonial consiste en el compromiso reciproco de responsabilidades. Esto no significa que cada uno es responsable de hacer feliz a su compañero. Nadie puede hacer feliz a otra persona. Pero cuando dos individuos se comprometen en una relación que excluye otras fuentes de sustento para su personalidad, tienen la obligación de hacer todo lo que se encuentre a su alcance para proveer del alimento espiritual que la otra parte necesita.

Sugerencias para sus momentos de intimidad:

  • Incrementen la comunicación y la reciprocidad en su compartir.
  • Ambos deberán dar más de si mismos en la relación.
  • No mal interprete la necesidad normal de "distanciarse" como si fuera un rechazo.
  • Creen un espacio y tiempo aparte para estar juntos y dedicarse solamente a ustedes mismos. Dejen que fluya ese espacio de tiempo y el amor hará el resto.
  • Dejen a sus niños al cuidado de otras personas por unas horas, para estar juntos a solas.


Temas de diálogo:

  • Hablen acerca de sus formas de relacionarse. ¿Qué es aceptable y qué rechazan?
  • Anoten los problemas y las respectivas soluciones que salgan de sus conversaciones.
  • Cada uno preste atención a lo que el otro dice, asegurándose que comprendieron lo dicho. Pregúntese: Veamos si entendí lo que quieres decir...
  • Discutan acerca de las cosas que les gusta del matrimonio.
  • Hablen sobre cómo les gustaría que fuera su relación en cinco o diez años más.


--William Chignoli, director de Acción Social Comunitaria, Saint Louis, Missouri

el Intérprete, mayo-junio, 2008

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