En este artículo:
• La diferencia entre compasión y justicia
• La justicia es social
• Cómo la adoración reorienta nuestra perspectiva hacia la justicia
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¿Por qué hacemos algunas de las cosas raras que hacemos en los servicios cristianos de adoración? En muchos casos, se convierten en modelos de compasión que nos mueven hacia la justicia.
Hay una diferencia entre la compasión y la justicia. La compasión es importante. La compasión es necesaria.
Pero la mayor parte del tiempo, la compasión no resuelve ninguna cosa. La compasión sólo aborda la superficie de los problemas. Es como poner un vendaje sobre una herida que necesita una atención médica más profunda.
¿Compasión o justicia?
La mayoría de nuestras iglesias están involucradas en ministerios de compasión, pero no en ministerios de justicia. Tenemos despensas de alimentos —no me mal entiendan, los dispensarios son muy importantes. Pero no resuelven el problema del hambre en nuestras comunidades. Como dijo Malcolm X, para sanar la herida, tenemos que remover el cuchillo que causa la herida.
Muchas de nuestras iglesias envían equipos de gente para reconstruir casas y responder a algunas de las necesidades de la comunidad. Pero las necesidades más profundas de la comunidad seguirán allí cuando los equipos se vayan. De hecho, muchas veces desbaratamos su forma de vida para hacernos sentir bien por haber hecho algo “bueno”.
La justicia se centra en la causa de la situación. Va más allá de dar comida al hambriento, preguntando ¿Por qué tienen hambre? Va más allá de recaudar fondos para la gente sin hogar en la comunidad, para preguntar ¿por qué no tienen hogar?
Quizá la compasión está incompleta sin la justicia. La justicia remueve la causa de la herida.
Las acciones y ministerios de compasión son vitales. Jamás debemos descuidar el hacer algo bueno por otros, especialmente por aquellos más vulnerables.
Necesitamos alimentarlos. Necesitamos vestirlos. Debemos comunicarles que son amados y que cuidaremos de ellos. Debemos enseñar a la gente de nuestra comunidad lo importante que es la compasión, el servicio y la generosidad.
Cuando la justicia es justicia social
El problema es que algunas iglesias no van más allá de la compasión. Algunas de esas iglesias no les gusta la palabra “justicia”, particularmente cuando viene seguida del adjetivo “social”. Recuerdo que a principios de la década del 2010, un experto en noticias muy popular le dijo a sus oyentes que si su iglesia empieza a hablar de “justicia social”, salgan de allí lo antes posible. Recuerdo haber recibido muchas llamadas preguntando por qué nuestra iglesia hablaba de “justicia social”. La gente que llamaba se preocupaba de que estábamos corrompiendo las palabras de Jesús y la Biblia. No les gustaba para nada de que yo predicara acerca de la exhortación de Juan el Bautista cuando incitó a la gente de que, si tenían dos abrigos, regalaran uno al prójimo.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado el “Evangelio de Justicia” porque tiene la justicia como tema principal. El sitio web Investopedia.com afirma que la justicia social se refiere a la repartición justa y equitativa de recursos, oportunidades y privilegios en la sociedad. Pero Anna Case Winter, en su Comentario a Mateo, nos dice que la justicia incluye el (re)ordenamiento de las relaciones con Dios, entre nosotros y en el campo social y político. Un ordenamiento justo nos llevará hacia la equidad y la reciprocidad y el reparto general de recursos. Winter escribe que el Sermón del Monte es un modelo para “crear un nuevo tipo de comunidad en el cual prevalece la justicia”.
¿Cómo estamos trabajando en (re)ordenar nuestras relaciones con Dios y entre nosotros?
Adoración y justicia
En nuestra iglesia local se nos recuerda ordenar y reordenar nuestras relaciones durante la liturgia todos los domingos. Recitamos el Padrenuestro que empieza con las palabras “Padre nuestro”.
Esta frase podría caer mal e incluso podría recordarnos cuántas de nuestras iglesias están inmersas en la cultura patriarcal. Pero para quienes oyeron el mensaje de los labios de Jesús, esta era una idea radical porque el estatus en la comunidad se basaba en quien era nuestro padre. Jesús afirma aquí que Dios es padre de todos nosotros, lo cual ponía a toda persona al mismo nivel. Todos somos hijos del único y verdadero Dios.
Después de que todos juntos recitamos el Padrenuestro, pasamos a la eucaristía. Anna Case Winters escribe que “el compartir el pan en la mesa es una práctica fundamental de comunión y justicia”. Se nos recuerda que esta no es nuestra mesa y de que todos tienen un lugar en ella y pueden participar de la comunión. La esperanza es que llevemos la misma energía cuando salgamos de la comodidad de nuestra iglesia para ir al mundo.
No huyan de las iglesias que se involucran en la conversación y los ministerios de justicia. Apóyense en el trabajo. Participen en el trabajo de crear una comunidad donde la justicia de Dios prevalece. La justicia de Dios, no la nuestra.
Que la compasión del Espíritu Santo en sus corazones y almas los guie a la labor de justicia.
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Joseph Yoo es autor de When the Saints Go Flying in. Se mudó de la costa oeste para vivir feliz en Houston, Texas, con su esposa e hijo. Sirve en Mosaic Church, Houston. Visite josephyoo.com.