¿Qué pasos podemos dar para procesar teológicamente a través de los desastres naturales con los niños?
Todos hemos visto las imágenes que se transmiten después de huracanes, inundaciones y otros desastres: las aguas que se acrecienta, los edificios destruidos y los rescates heroicos. Los desastres abruman a los adultos –muchos lloramos al ver el sufrimiento de otros. Imaginémonos ver un desastre con los ojos de un niño. ¿Qué hacemos cuando los niños nos hacen preguntas?
Compartimos 5 consejos para ayudar a los niños a que procesen los desastres (y quizá ayudarnos a nosotros mismos a pensar más claramente).
- Comuniquemos tranquilidad. A los niños les cuesta entender que un desastre ha ocurrido miles de millas lejos de donde viven. Primero asegúrese que sepan que están seguros. Quizá podríamos sacar un mapa para mostrarles dónde fue que ocurrió el desastre y dónde están ustedes localizados. También asegúrele al niño o niña que el huracán no vendrá a atacarlo. Los niños viven el momento presente y necesitan saber que lo que ven en el televisor no está ocurriendo cerca de ellos.
- Pregúntele a la niña si tiene alguna pregunta, y escuche con atención. Algunos niños realmente necesitan procesar todo lo que han visto y oído
El que los niños nos hagan preguntas es un desafío para nosotros porque muchas veces no sabemos cómo responder.
“¿Fue Dios el que envió el tornado o el huracán? ¿Por qué Dios no hizo que la lluvia parara? ¿El desastre ocurrió porque la gente era mala? ¿Es Dios quien causa los desastres?”
Estos momentos son importantes porque no se trata de preguntas livianas sino profundas.
¿Qué decir cuando no estamos del todo seguros nosotros mismos?
Vivimos en un mundo quebrantado. Pero Dios no quiere que pasen estas cosas. Dios llora junto a nosotros ante las tragedias de la vida. Dios también nos dice que nosotros podemos llevar amor, esperanza y sanidad a este mundo quebrantado. Trabajamos con Dios para sanar y cambiar el dolor en gozo, para ver cómo surge la vida de la muerte.
Tenemos una maravillosa promesa de que algún día Dios terminará el quebrantamiento del mundo y traerá una nueva creación. El mundo será nuevo, hermoso y seguro. Dios calmará las aguas de la tormenta que solían destruir el mundo.
Mientras tanto, Dios nos recuerda una y otra vez un hecho importante: Dios está con nosotros.
-
Ore con el niño o niña con inquietudes. Ore con toda la familia. Pida que la presencia de Dios sea patente incluso en medio de la desgracia. Este es un momento crítico para modelar para los niños que uno debe volverse a Dios en oración en medio de las crisis y el dolor
-
Busque maneras prácticas para que los niños sirvan, como hacer tarjetas con buenos deseos o decorar fundas para almohadas a fin de enviarlas a los centros de refugio. Es importante darle a los niños la oportunidad de compartir su amor y preocupación en los años formativos de su vida. Para otros consejos, haga un clic aquí.
Para más información e ideas sobre cómo procesar las cosas que ocurren en el mundo, suscríbase aquí.
Tiffany Hollums es autora y ministro de la Iglesia Metodista Unida. Tiene más de 20 años trabajando con niños y jóvenes, así como en el ministerio urbano y en tratamiento de orfanato. Pero el trabajo que más recompensas le da es el ser madre, esposa, hija, hermana y amiga. Cuando no está tejiendo frazadas para gente que sufre o para recién nacidos, está escribiendo lecciones para jóvenes y bebiendo café. Vive en Austin con su esposo, hija, perros y familia.