“Jamás me siento tan conectado a la tierra y a Dios que cuando estoy rodeado por un millón de insectos venenosos”, dice el metodista unido Jay Williams en cuanto a su vocación de apicultor.
Aunque algunos queden sorprendidos con las palabras de Williams, él y otros apicultores metodistas unidos afirman que entrar en el complejo mundo de las abejas les ayuda a profundizar su fe.
“Cuando uno trabaja con estos pequeños insectos y ve todas las cosas que hacen, uno se queda anonadado”, dice Williams, miembro de la Iglesia Metodista Unida Christ y fundador de Williams Honey Farm. “Es como si alguien me llamara la atención para decirme ‘Hay más de lo que piensas. Celébralo y dile a toda la gente’”.
Las pequeñas pero poderosas abejas
Una abeja de miel pesa más o menos 3 gramos. Se necesitan como 3,500 abejas para hacer una libra. El llegar a reconocer la increíble importancia de algo tan pequeño ha influenciado la fe de Tate Abbott.
“Hasta las cosas más simples, como cuando las abejas salen a polinizar las flores y hacer sus labores, son cosas importantes”, dice esta estudiante universitaria de 18 años. “Incluso si hago actos de fe simples, quizá sea algo pequeño pero podría causar un gran cambio”.
“Cada pequeña criatura es importante”, nos dice. “Hasta las pequeñas abejas son tremendamente importantes”.
Abbott estudia biología de la vida silvestre en Lees-McRae College, y desde pequeña supo que quería ser apicultora.
John Abbott, padre de Tate, nos cuenta que a los siete años ella pidió que le regalasen abejas. Sus padres le hicieron este regalo cuando cumplió 10 años. Los Abbotts son miembros de la Iglesia Metodista Unida Covenant, y mantienen algunas colmenas junto a sus árboles frutales y huerto.
Abejas de Utah, el estado de las colmenas
Kristen Bell creció alrededor de las abejas. Su padre tiene 91 años y todavía cuida de sus abejas en Shelburne, Vermont. Cuando Kristen y su esposo, Steve, se jubilaron en Utah, esta pareja metodista unida decidió que vivir en el estado de las colmenas les daba una buena razón para empezar un negocio de abejas, un pasatiempo que comparten con su iglesia.
Pasados 10 años, la Primera Iglesia Metodista de Ogden cuenta con un abundante jardín comunitario que florece grandemente gracias a polinización de las colmenas de la iglesia, un esfuerzo ayudado por el entrenamiento que reciben del ministerio denominacional EarthKeepers. El ministerio de alcance de la iglesia de Ogden opera gracias a un grupo dedicados de voluntarios que trabajan con las escuelas del vecindario para enseñar apicultura a los estudiantes y organizar la venta anual de miel para ayudar a la iglesia local y su ministerio.
“Las abejas están siempre enseñándonos algo”, dice Kristen Bell. “Las abejas también son una comunidad. Una abeja no puede vivir sola. Creo que es un gran ejemplo para la humanidad. Cada criatura de la colmena trabaja para el éxito de toda la colonia. Creo que Dios nos enseña que nosotros deberíamos estar haciendo lo mismo”.
Gracias a las abejas, Kristen dice que ha aprendido a cuidar de la creación. También ha aprendido cosas sabias.
Citando Proverbios 16:24, Kristen dice “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo” (NVI). “Me encanta esta reflexión de Proverbios”, dice. “Mis palabras bondadosas pueden edificar a otros. Además, me mantienen con una actitud positiva, lo cual es saludable para mi cuerpo. Además, el premio de la apicultura es cosechar la miel que es lo que nos mantiene bien”.
La esperanza de la miel
Mozart Adevu es un misionero apoyado por las ventas de miel de la Primera Iglesia Metodista de Ogden. Adevu trabaja en Accra, Ghana, como coordinador regional para el África para el programa de desarrollo y de agricultura sostenible de UMCOR. En las últimas dos décadas, Adevu ha introducido la apicultura en las comunidades del África occidental.
“La apicultura se ha convertido en la principal fuente de ingresos para la mayoría de los agricultores que afirman que su ingreso anual se ha incrementado más de diez veces en comparación con el período anterior a la apicultura”, nos informa Adevu.
“Las abejas han colaborado mucho para alimentar a las comunidades pobres en las que trabajo. El mensaje del evangelio ha sido confirmado a través de la provisión de comida para los hambrientos y desvalidos por medio de este método que hace que la gente se ayude a sí misma”, dice. Esto refuerza el adagio que uno debe enseñar cómo pescar en lugar de proveer de pescados.
Mayordomía divina
La apicultura no es solo una forma de cuidar de otros, sino una forma de cuidar de la creación de Dios.
“La apicultura es una forma de mayordomía divina para cuidar de la tierra y de las criaturas de Dios”, comparte Mark Price, pastor de vida congregacional de la Iglesia Metodista Unida Christ. “Estamos aquí para cuidar la tierra y no para estar a cargo de ella. Cuidamos de las abejas para que estén seguras y saludables para cuidar de sí mismas”.
“La salud de las abejas afecta directamente nuestro suministro de alimentos”, explica Bell, añadiendo que un tercio de nuestra comida requiere polinización.
“La polinización beneficia la naturaleza”, explica Price. “La miel es nuestro premio por ayudar a que las abejas hagan lo mejor que puedan allí donde trabajan”.
Aunque los apicultores metodistas unidos están entusiasmados con las virtudes de las abejas, algunas personas les tienen miedo. Allí yace un profundo significado, dice Williams.
“La lección aquí es que lo que podría parecer aterrador desde fuera, como un insecto venenoso, lo cierto es que se trata de algo bello, calmado, sereno y terapéutico. Esto te ayudará a entender para aprender más, en lugar de huir”, explica Williams. “Esta es mi versión de la fe”.
Crystal Caviness trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese por email o llame al 615-742-5138.