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El poder sanador de la bienvenida

“¡El poder de Cristo te obliga!”

Los aficionados de la película “El exorcista” conocen bien esta expresión, pues en las escenas más destacadas los héroes de la película, el  Padre Merrin y el Padre Karras, la repiten una y otra vez tratando de echar fuera al espíritu maligno que se ha posesionado de una jovencita. La expresión implica que Cristo disipa las tinieblas. Donde Cristo se hace presente, no hay tinieblas.

El poder de Cristo disipa. Sin embargo, el poder de Cristo también atrae. El poder de Cristo es a la vez centrífugo (que empuja hacia afuera) y centrípeto (que atrae hacia dentro). En una época de tanta división, es importante que recordemos esto cuando gastamos tanta energía en definir quién está fuera y quién está dentro, y quién está en contra de nosotros y quién está a favor nuestro. Jesús buscó crear una comunidad que disipase las tinieblas más y más. Su testimonio implica que aquellos que viven siguiendo su ejemplo harán lo mismo.

¿Cómo recibía Jesús a la gente?

Según los Evangelios, Jesús gastó bastante tiempo y atención sirviendo a los excluidos de la sociedad. La gente trataba de no tener ningún contacto con los leprosos por tener una enfermedad contagiosa e impura. La ley religiosa prohibía que el leproso se acercara a la gente. También se prohibía tocar un leproso. Con todo, vemos a Jesús poniéndose en contacto con leprosos y dándoles la bienvenida a la comunidad (Mateo 8:1-4; Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-16; 17:11-19). Al incluir a los que estaban excluidos, Jesús disipó las tinieblas de la soledad tanto para el sanado como para la comunidad que los repudiaba.

Jesús realizó hazañas similares con los que estaban excluidos porque tenían una conducta inexplicable o desconcertante, como el muchacho con epilepsia (Marcos 9:17-29), o los que luchaban con espíritus malos (Marcos 1:21-28; 5:1-20). En estos casos, vence las circunstancias desconcertantes, para sanar y restaurar la comunidad. A fin de disipar las tinieblas Jesús recibió a toda la gente no importa cuán incómodo fuera esto.

Por otro lado, Jesús criticó a quienes excluían a la gente. Su crítica más dura la dirigió a los líderes que ponían barreras entre Dios y el pueblo, añadiendo: “Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas” (Mateo 23:4, NVI). Jesús lamentó que estos líderes siguiesen la letra de la ley, olvidándose de “la justicia y el amor de Dios” (Lucas 11:42, NVI). Su crítica nos advierte que no debemos dejar a la gente en la oscuridad. Dejemos que salgan a la luz.

De modo que, los que tratamos de imitar a Jesús encontramos preocupante las prácticas de exclusión que se ven en la iglesia. Buscamos remover las barreras para aquellos que son mantenidos en la oscuridad y que ansían sentir el calor y cuidado de la comunidad. Palabras como “cero tolerancia” no caen bien. Estas prácticas quizá nos traigan paz a nosotros, pero lo que hace es multiplicar las tinieblas que impiden que muchos encuentren la luz y la comunidad.

David Smith lo sabe muy bien. En su trabajo misionero, él ha visto la oscuridad. El 23 de junio de 2018, compartió su experiencia en Facebook:

Karen y yo hemos trabajado 7 años dirigiendo un orfanato en Piedras Negras, México.

Hemos sostenido en nuestros brazos a bebés de padres que murieron tratando de salvar a sus niños.

Hemos cuidado de un pequeño que tenía terror de subir a una furgoneta porque pensaba que el cartel para el cual su mamá vendía drogas lo vería y lo mataría.

Hemos conversado con una madre a la que el cartel le dijo que mataría a su familia si ella no vendía drogas.

Hemos llevado a niños a la escuela para evitar que caminen por donde se estaciona el furgón del cartel.

Hemos estado a sólo 20 pies de un camión que llevaba una ametralladora militar.

Hemos estado en una zapatería donde una empleada del orfanato tuvo que tirarse al suelo para cubrir a algunos niños, mientras su esposo trataba de esconder a otros niños en medio de una balacera.

Hemos visto los escombros dejados por granadas de mano que fueron lazadas a una agencia de noticias.

Hemos comido en un restaurante donde una persona inocente fue baleada por el cárcel tratando de matar a los oficiales del gobierno que comían allí.

Hemos visto las cabezas de gente colgadas en los puentes.

Hemos pasado por casas vacías donde el cartel mató familias enteras.

Estuvimos en una ciudad donde 300 personas fueron masacradas, algunas por solo tener el apellido de carteles rivales.

Hemos estado en una prisión donde hubo una fuga de más de 100 miembros de un cartel, lo cual produjo una guerra en las calles.

Todo esto es real.

Sabemos que muchos luchan en contra de las tinieblas. Esperan a aquellos que asumirán el papel del Padre Merrin y el Padre Karras, para que echen fuera la oscuridad diciendo “¡El poder de Cristo te obliga!” El aceptar a la gente en la comunidad disipa las tinieblas. Y porque la oscuridad es disipada, habrá comunidad.

Para algunas formas de cómo fomentar la comunidad y disipar las tinieblas, visite  umcjustice.org.  Para algunos pasos prácticos sobre cómo ayudar a aquellos que buscan la luz, vea nuestro artículo helping immigrant and refugee families.


Ryan Dunn es ministro de Online Engagement para Rethink Church. Dunn es un diácono ordenado en la Iglesia Metodista Unida y trabaja en Nashville, TN.

[Publicado 2 de julio, 2018]

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