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El poder de la gracia sobre el pecado: Gracia santificadora

La gracia de Dios arraiga el pecado en nuestras vidas. Ilustración de Troy Dossett, Comunicaciones Metodistas Unidas
La gracia de Dios arraiga el pecado en nuestras vidas. Ilustración de Troy Dossett, Comunicaciones Metodistas Unidas

Parte de nuestra serie de tres artículos, El concepto wesleyano de la gracia.

“Qué es más poderoso, ¿tu pecado o la gracia de Dios?”, pregunta el Rdo. Matt O’Reilly”

“Si es verdad que la gracia de Dios es más potente y poderosa, y que puede superar nuestro pecado”, agrega el pastor de la Iglesia Metodista Unida St. Mark, en Mobile, Alabama, “¿cómo me daría cuenta de ello en mi vida cotidiana?”

A potter's wheel illustrates how God continues to mold us.  

Como barro en la rueda de un alfarero, seguimos siendo moldeados por la gracia de Dios. Foto por Earthen Potter, cortesía de Wikimedia Commons.

La firme creencia de John Wesley’s de que la gracia de Dios es más poderosa que el pecado motivó su incansable esfuerzo por iniciar el movimiento metodista. Reunió a cristianos en grupos pequeños para darse apoyo y aliento mientras vivían su fe. Juntos confesaban sus pecados, se cuidaban unos a otros con amor y buscaban amar a Dios y a su prójimo como lo hizo Jesús.

Wesley enseñó que la gracia de Dios nos moldea a lo largo de nuestra vida. Después de que la gracia preveniente nos convence de nuestro pecado y de nuestra necesidad de Cristo, y tras haber recibido el perdón por la fe mediante la gracia justificadora de Dios, nuestro crecimiento espiritual continúa. Por la gracia santificadora de Dios, maduramos como discípulos de Jesucristo.

IEn un sermón, Wesley distinguió entre gracia justificadora y santificadora. “Una”, escribe sobre la gracia justificadora, “se refiere a lo que Dios hace por nosotros por medio del Hijo; la otra, a lo que Dios obra en nosotros a través del Espíritu.”

Santificadora: Crecer en la gracia

La palabra santificar simplemente significa “hacer santo”, pero no de una forma “santurrona”. En vez de ello, la gracia santificadora de Dios nos moldea cada vez más a la semejanza de Cristo. Cuando el Espíritu Santo llena nuestras vidas con el amor a Dios y a nuestro prójimo, empezamos a vivir de manera diferente.

Tal como el Apóstol Pablo escribe a los romanos: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. (12:2 NVI).

La gracia santificadora nos indica que aún no hemos llegado. El Rdo. Gary Henderson, de la Comisión Metodista Unida de Comunicaciones, dice: “Se nos recuerda que estamos en construcción”. Nos estamos convirtiendo en lo que Dios tenía pensado cuando nos creó.

An early Methodist hymnal, first published in 1780. 

Los metodistas siempre hemos cantado para expresar nuestra fe, incluido nuestro entendimiento de la gracia. Foto por Joe Iovino, Comisión Metodista Unida de Comunicaciones.

En un himno que conocemos como “Love Divine, All Loves Excelling” (Amor divino que a todos los amores superas, Himnario Metodista Unido 384), Carlos Wesley expresa el deseo de ser transformado por la gracia de Dios. Wesley escribe:

Termina entonces tu nueva creación,
     Puros e impecables déjanos ser,

Déjanos ver tu inmensa salvación,
     
Perfectamente restablecida en ti;
Transformados de gozo a alegría,
     
Hasta que en el cielo tomemos nuestro lugar,
Hasta que arrojemos nuestras coronas ante ti,
     
¡Llenos de asombro, aor y alabanza!1

Al entonar estas palabras, pedimos a Dios que siga obrando en nuestras vidas para “concluirnos” y poder ser las personas “puras e inmaculadas” que Él quiere que seamos. Podría sonar exagerado, pero la gracia de Dios es más grande que nuestro pecado.

La gracia por encima del pecado

Wesley estableció algunas maneras para estar en posición de recibir la gracia santificadora de Dios. Estos “medios de gracia” son cosas que hacemos para crecer y alcanzar la “santidad de vida y corazón”, como Wesley llamó a la fe madura.

La Iglesia Metodista Unida divide los medios de gracia en cuatro categorías básicas: actos de adoración, devoción, justicia y compasión. Los actos de adoración incluyen cosas como asistir a la iglesia y recibir el sacramento de la comunión. Los actos de devoción son esos momentos íntimos de adoración que incluyen actividades como un tiempo personal para orar y estudiar la Biblia. Sabemos que todo esto nos acerca a Cristo, pero no nos detenemos ahí.

The New Room was one of John Wesley's main bases for the early Methodist movement. Photo by Kathleen Barry, United Methodist Communications. 

Algunos de los primeros pequeños grupos metodistas se reunían en el Nuevo Aposento en Bristol, Inglaterra. Foto por Kathleen Barry, Comisión Metodista Unida de Comunicaciones.

También son importantes los actos de compasión, como tenderle la mano al prójimo necesitado y contarle a un amigo del amor que Dios siente por él. Los actos de justicia, como luchar para acabar con el racismo y abogar por los pobres y marginados, también son medios de gracia.

A través de la participación en los medios de gracia, nos situamos en espacios —física, mental y espiritualmente— que nos abren para permitir que Dios nos llene. Hacemos espacio para que el Espíritu Santo obre en nuestras vidas y corazones.

No hacemos estas cosas para obtener algo de Dios. Nuestro crecimiento espiritual es un regalo que hemos recibido por medio de la gracia santificadora de Dios.

A medida que buscamos crecer en el amor a Dios y al prójimo, Dios obra en nosotros para borrar el pecado de nuestras vidas. ¿Por qué? Porque la gracia de Dios es más grande que nuestro pecado. No solo luego de que morimos, sino en nuestras vidas hoy.

Lee el resto de nuestra serie de tres artículos, El concepto wesleyano de la gracia.

*Joe Iovino trabaja para UMC.org en la Comisión Metodista Unida de Comunicaciones. Puedes contactarlo vía correo electrónico o en el 615-312-3733

Este artículo se publicó originalmente el 12 de marzo del 2018.

1Carlos Wesley. Hymns for Those that Seek and Those that have Redemption in the Blood of Jesus Christ. (Himnos para quienes buscan y para quienes obtienen redención en la sangre de Jesucristo; Londres: Strahan, 1747), p. 12. Obtenido a través del sitio web del Centro para los Estudios en la Tradición Wesleyana, Duke Divinity School.

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