En contextos seculares, me encuentro aprendiendo tantas lecciones que me ayudan en la fe. Mi profesor de literatura, Tim Davis, una vez dijo: “Es impresionante que el salvador del mundo lloró”. No sé qué me enseñó ese día, pero aprendí más que técnicas literarias. Aprendí que no todos los días son asoleados, sino que hay días de lluvia hasta que vemos un arco iris.
Durante estos días sin precedente, mentiría si dijera que no estoy triste. Como la mayoría de los adolescentes, me cuesta procesar situaciones. En estos momentos difíciles, me acuerdo de que hasta Jesús lloró. Está bien no sentirnos bien todo el tiempo, pero en este momento necesito más que nunca poner mi fe en Dios.
Se suponía que mi último año de escuela sería el gran final de una niñez difícil. Aunque no me gusta levantarme temprano, el ir a la escuela siempre fue un privilegio que agradezco; un privilegio que no todos tienen. Era el lugar donde mis amigos y yo nos juntábamos para tomar lunch en la sala de arte. Era el lugar donde gaste tiempo para aprender cómo expresarme a través de la poesía, mientras que descubría cosas acerca de mí mismo que tenía miedo admitir anteriormente. Ese lugar nos animó a mí y a mis amigos a participar en grupos como los Vikingos por el Cambio, donde podíamos producir cambios usando nuestras voces, hablando de cosas profunda y sirviendo como voluntarios en varios ambientes.
Ansiaba el fin de la escuela secundaria porque estaba entusiasmado con las oportunidades y experiencias que me esperaban en la Universidad Drew. Contaba los días para la graduación, pero nunca imaginé que la última vez que caminaría por los corredores de la escuela serían 69 días antes de la graduación. No quería deshacerme del último año de escuela secundaria, sólo quería dar el siguiente paso a la “independencia” y la “libertad”. Ahora tengo que enfrentar la realidad de que, no importa cuánto luche el sistema de educación, no podré asistir al baile de graduación ni experimentar una ceremonia de graduación tradicional. Mi carrera en la secundaria llegó a un punto muerto definitivo.
En busca de sabiduría y esperanza, analizo un pasaje que una vez me diera el que fuera nuestro superintendente de distrito:
Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón… Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia prudencia (Proverbios 3:1-3, 5, NVI).
Este pasaje me da la esperanza de que este mal tiempo llegará a su fin. Es el momento de tomar tu Biblia y sumergirte en ella, para explorar lo que significa la fe y cómo se aplica a tu vida personal. A los que se gradúan este año en todo el mundo y que han perdido este capítulo de sus vidas, levantémonos para crear una nueva tradición que nos ayudará a terminar este capítulo en forma positiva. Es cierto que no luce como creíamos que sería, pero no por eso vamos a entregarnos al miedo.
Estaba en séptimo año cuando mi padre falleció, lo cual me enseñó que ocurren cosas malas y que vendrán otros días tristes, pero que depende de nosotros decidir cómo y qué hacer con nuestras tragedias. La situación me puso en la intersección entre la fe y el enojo. No sabía qué hacer, así que me volví a Dios y la iglesia. Admito que no sabía que sería mucho más complicado de lo que aprendí en la escuela dominical. Todavía me encuentro entre valles y montañas. En algunos puntos de mi fe, he tenido que deconstruir algunos aspectos de mi fe y decidir qué hacer con ellos.
Esta pandemia sólo tiene el poder que yo le atribuyo. Es tiempo de apoderarnos de la narrativa y usar la situación para moldear nuestro siguiente paso de fe. Estoy muy agradecido hasta donde me ha traído Dios y por toda la gente que continúa moldeando mi camino de fe.
Nate Roark se gradúa este año de la escuela secundaria Bristol, Tennessee. Sus planes son estudiar en la Universidad Drew. Actualmente ministra en el Concilio de Ministerio Juvenil de la Conferencia Holston. Es orador laico certificado y sirve en la Iglesia Metodista Unida Memorial.
[Publicado el 6 de mayo 2020]