"Se deben encontrar maneras de compartir más equitativamente los recursos del mundo."
—Principios Sociales, ¶ 163E, La Iglesia Metodista Unida
La migración global es una preocupación histórica y actual para La Iglesia Metodista Unida, es abordada en los Principios Sociales y con frecuencia por acción de la Conferencia General. Los Principios Sociales enmarcan la cuestión en contextos teológicos y humanitarios:
1. "Como iglesia, nos comprometemos con lograr una comunidad mundial que es una fraternidad de personas que honestamente se amen unas a otras. Hacemos voto de buscar el significado del evangelio en todos los asuntos que dividen a las personas y amenazan el crecimiento de la comunidad mundial” (¶ 165).
2. "Para poder suministrar las necesidades básicas como el alimento, el vestido, abrigo, educación, cuidado de la salud, y otras, se deben encontrar formas de compartir más equitativamente los recursos del mundo”. (¶ 163E).
3. "Abogamos por los derechos de todos los migrantes y aplaudimos sus esfuerzos por una autoorganización y autodeterminación”. (¶ 163F, 2004 Libro de Resoluciones).
I. Introducción
La migración humana es tan antigua como la historia de la humanidad. Personas, familias, tribus y naciones han estado migrando desde los días de Abraham y Sara, y antes de ellos. A través de los siglos, factores políticos y económicos, incluyendo las guerras; problemas de la salud y del medioambiente; y racismo, xenofobia, y discriminación religiosa a veces han desplazado a personas y en otras los han atraído a nuevos lugares cruzando desiertos, ríos, continentes, océanos y fronteras nacionales y étnicas.
Hoy en día, la migración es crítica y a veces una problemática nacional urgente; un asunto de última instancia y ninguna otra alternativa para millones de seres humanos, y una alternativa desesperada para muchos que prefieren quedarse donde están si las condiciones les pueden permitir seguridad y lo esencial para subsistir. En términos generales, los migrantes hoy en día son aquellos que por la fuerza o por elección propia dejan sus regiones de origen debido al conflicto armado, desastres naturales, violencia institucional o pandilleril, proyectos de desarrollo, trata humana (incluyendo laboral, sexual o de drogas) o privación económica extrema. La migración contemporánea envuelve las realidades conectadas de abundancia y pobreza, y de identidades raciales/étnicas/religiosas y exclusión. A menudo refleja un sistema global que espera que muchas personas vivan en la pobreza, o que sus naciones estén llenas de conflicto, o que sus recursos naturales sean saqueados, para que otros puedan vivir en la abundancia. Que muchas personas se resistan a la pobreza y la guerra a través de la migración, es un hecho antiguo y moderno de la existencia humana. Como consecuencia, elaborados sistemas nacionales e internacionales de control y clasificación basados en el origen nacional se han desarrollado durante el pasado cuarto de siglo con relación a los migrantes (ver abajo).
La migración global como un factor en la búsqueda de la justicia es una gran prioridad de La Iglesia Metodista Unida como una denominación que es global en su visión, misión y ministerios. Esta preocupación está arraigada tanto en el mandato bíblico por la justicia, como con un compromiso con el futuro de la iglesia. Muchos migrantes y migrantes potenciales hoy en día son metodistas; algunos son bienvenidos en nuevos lugares, aportando un nuevo vigor a congregaciones viejas, mientras que otros enfrentan discriminación y explotación en nuevos lugares. La migración hoy en día está inextricablemente relacionada a asuntos de la comunidad cristiana, evangelismo, desarrollo de nuevas iglesias, la edificación del liderazgo de la iglesia, y el ministerio CON los pobres. Los migrantes en el futuro enriquecerán cada vez más el entendimiento metodista unido y la práctica de la misión, vida de la iglesia y la organización, relaciones intergrupales y conceptos del amor universal de Dios.
Esta resolución aborda las variedades, contextos y respuestas a la migración global en el primer cuarto del siglo veintiuno. Refleja la preocupación por el derecho para quedarse en el lugar de procedencia de uno, por un tránsito seguro de la migración, y por una bienvenida que pueda conducir a un sentido de pertenencia en un nuevo lugar.
II. Migración contemporánea
Catástrofe ambiental, violencia organizada, caos político, desesperación económica, trata humana y explotación ecológica están entre las causas más comunes de la migración contemporánea. Para responder a y controlar los movimientos masivos de personas, la comunidad internacional ha instituido categorías de migrantes. Las cuatro categorías tradicionales son:
• Refugiados— personas fuera de su país de origen que no pueden o no quieren regresar por temor a ser perseguidos en base a su raza, religión, etnia, afiliación política u opinión; los “refugiados” oficiales son muy reconocidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), quien ha sido encargado por la comunidad internacional de vigilar el servicio a, y la protección de, refugiados. Desde el 2014, UNHCR reportó 51 millones de personas desplazadas; en el 2015, algunos 3.8 millones de refugiados eran sirios.
• Solicitantes de asilo— un tipo de refugiado, personas que han dejado su patria para solicitar refugio en el país al cual ellos llegaron; los solicitantes de asilo deben ser reconocidos por los países a los que ellos les están solicitando protección. Más de un millón de personas solicitaron asilo en el 2013, según el UNHCR, incluyendo un gran número en tránsito. Otros eran refugiados centroamericanos en México y los Estados Unidos, y africanos en Italia. Muchos solicitantes de asilo no encuentran protección y son encarcelados o devueltos a situaciones peligrosas.
• Personas desplazadas internamente— aquellas personas desplazadas dentro de su propio país debido a disturbios militares, económicos y sociales, y a desastres naturales tales como escasez de alimentos, terremotos e inundaciones; estas personas generalmente no están protegidas por la comunidad internacional y deben depender de la protección y asistencia principalmente de sus propios países de residencia, lo que puede estar implícito en la causa del desplazamiento. En el 2014, algunos 33.3 millones de personas vivían desarraigadas en sus propios países.
• Migrantes económicos— personas que van de un país a otro en busca de trabajo. Con mayor frecuencia ellos buscan salir de la pobreza y usualmente se trasladan para poder mantener a sus familias. A algunos se les permite entrar a países más ricos como inmigrantes; algunos entran sin documentación y pueden ser bien recibidos en tiempos de escasez laboral y deportados en tiempos de recesión económica o censura pública. Tales migrantes se encuentran entre los más vulnerables de cualquier sociedad; muchos de este grupo son mujeres y niños que se convierten en objetos de abuso y brutalidad. Una subcategoría en esta clasificación consiste en trabajadores migratorios o itinerantes, personas que van de lugar en lugar, a menudo siguiendo el ciclo agrícola, para encontrar empleo. Grandes cantidades de tales trabajadores son técnicamente obreros bajo contrato a corto plazo, o “trabajadores invitados,” aunque pueden quedarse de por vida, renovando contratos de corto plazo bajo circunstancias que están en el mejor de los casos en situaciones precarias. Algunos regresan de manera periódica o eventualmente permanente a su patria; otros hacen relaciones domésticas y de otro tipo en los lugares de empleo y desean quedarse ahí. El número de migrantes económicos actuales es difícil de calcular. En el 2015, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) proporcionó un estimado global de trabajadores migrantes de 232 millones, incluyendo 53 millones de trabajadores locales, enfocados en regiones ricas tales como América del Norte, Australia, los Estados del Golfo y Europa.
III. Un contexto de migración
Virtualmente todos los grupos de migrantes y refugiados actuales están afectados por la división entre los ricos y los pobres, una división fundada en el colonialismo del siglo diecinueve y veinte y directamente ocasionado por la rápida globalización corporativa de la agricultura, industria y comercio. Las políticas de comercio y los tratados de armas enriquecen y debilitan las economías en el Sur sin proporcionar nuevos contextos de prosperidad y esperanza. Esas realidades, junto con el conflicto armado, deterioro del medio ambiente, y desastres naturales obligan a las personas a encontrar nuevos hogares dentro de sus propios países o cruzando las fronteras nacionales. Todo el planeta está afectado de alguna manera por la división económica global.
Asimismo, aunque puedan fluir el dinero y los productos con relativa facilidad a través de las fronteras, el movimiento de personas se ve cada vez más restringido, lo cual lleva a los pobres a asentarse a lo largo de las fronteras y, a menudo, a la edificación de muros de exclusión literales y figurativos, notablemente alrededor de naciones ricas del hemisferio norte y en enclaves acomodados en Asia, América Latina, África, el Oriente Medio, y el Pacífico. Mientras que los muros legales y físicos buscan excluir los flujos de migrantes indocumentados, de hecho, en las naciones más ricas existe una creciente demanda por mano de obra barata. Millones de migrantes entran —por medio de programas de trabajadores temporales o a través de redes empresariales informales que activamente buscan empleados indocumentados a la vez que los mantienen en una clase marginada indocumentada y explotada. Muchas de esas personas a las que se les cierran las puertas o que migran sin estatus legal están hasta el fondo de las jerarquías raciales, étnicas y de casta. Ellos son a menudo mujeres y niños pobres. En cualquier lado de la línea divisoria, las familias son relegadas a un intenso sufrimiento humano, nutrición deficiente y servicios de salud inadecuados, falta de oportunidades educativas, y una experiencia de opresión reverberante y debilitante. Irónica y horriblemente, con relación a los migrantes económicos, dicen los ricos, “Vengan, hagan nuestro trabajo sucio por sueldos bajos y váyanse”"
Al Sur le preocupa sobre todo la pérdida de generaciones jóvenes por emigrar a otros países, las salidas son dictadas tanto por la necesidad económica o por la atracción de las sociedades acomodadas buscando llenar puestos de empleo con mano de obra barata. Dichos émigrés (emigrados) a menudo no quieren regresar a sus países de origen; pueden sentirse presionados por las promesas de educación, empleos y seguridad económica para ellos y sus familias. Se quedan atrapados en sistemas globales injustos que agotan los recursos de los pobres —los países del Sur— por el beneficio de las sociedades acomodadas del Norte.
IV. Perspectivas bíblicas: Justicia y recursos compartidos
Las actitudes hacia y el trato a los migrantes, por lo general, están condicionados hoy en día, aun dentro de la iglesia, a consideraciones de nación-estado expresadas en el lenguaje de “nosotros” y “ellos” —o “nosotros” los de aquí “ellos” los intrusos/forasteros. A veces prevalece una actitud benéfica: “Nosotros” permitiremos X número de ‘ellos’ a que vengan aquí con ‘nosotros’ siempre y cuando ellos reconozcan nuestra generosidad y se conviertan como en uno de nosotros; ni tampoco, por supuesto, amenacen nuestra comodidad"
Existen perspectivas más bíblicas y teológicamente sólidas para cristianos. En el entendimiento bíblico, no se trata de nosotros y ellos, sino del pueblo de Dios que es uno, llamado a buscar la justicia y compartir de manera equitativa, en lo esencial de la supervivencia espiritual y física.
El profeta Isaías consideró la cuestión en el contexto y la pregunta desalentadora: pero el día que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros. / . . . ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen! / Si quieren que el cielo atienda sus ruegos. / . . . El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?” (Isaías 58:3-7, NVI). No solo el entendimiento de Dios de fidelidad implica conseguir la justicia. Fue solo cuando la gente dejo la falsa religiosidad por la justicia operativa que recibirán la promesa de plenitud espiritual.
El texto bíblico en Hebreos contiene muchas referencias para el término “extranjeros” y “forasteros” entre la gente de Israel y provisiones para tratamiento que refleja un contexto tribal que había estipulado reglas para la hospitalidad y también pone límites en los forasteros. Sin embargo, en los Libros de la Ley, y a mayor extensión en la literatura profética, la preocupación por el extranjero se enfoca en la justicia y el compartir recursos que fluyen de la generosidad divina. Ezequiel anticipó un tiempo donde los extranjeros compartirían con la antigua nación judía todas las bendiciones de la tierra, que se entendían pertenecían solo a Dios (Levítico 25:23). En un sentido real, las antiguas escrituras entienden que tanto el pueblo de Israel y los forasteros son extranjeros ya que el pueblo de Israel había sido forastero en Egipto. La providencia de Dios por Israel se extiende a otros (Salmo 146:9; Malaquías 2:5), y todos, y todo, pertenecen a Dios (Salmo 24:1-2).
Los cristianos no abordan el tema de la migración desde una perspectiva de tribu o nación, sino dentro de la comunidad de fe. La comunidad cristiana en su mayor expresión no solo da la bienvenida y acoge a los migrantes, sino que puede ser dirigida por ellos hacia un entendimiento más claro de lo que significa la justicia y la hospitalidad. Los cristianos se regocijan en dar la bienvenida a los migrantes que también son cristianos, hermanos y hermanas del mismo bautismo, congregados alrededor de la misa mesa sacramental. Pero también, las personas más allá de la comunidad cristiana merecen no menos hospitalidad que los cristianos se extienden entre sí.
El soplo del amor de Dios impregna el Nuevo Testamento; ese amor incorpora a la comunidad de fe y va más allá de ella. Esto se enfatiza claramente en un breve pasaje en 1 Tesalonicenses (3:12, NVI), donde Pablo ora porque Dios provea la gracia para que a los cristianos “el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos"
Los metodistas unidos deben albergar dudas sobre su responsabilidad para todos aquellos que viven aquí en la tierra, especialmente los pobres, los sin hogar, y los maltratados. La preocupación de Juan Wesley por los pobres y marginados era constante y se extendió mucho más allá de actos de caridad. Él luchó por sistemas justos en los cuales las personas pudieran valerse por sí mismas con dignidad. Wesley abogó por relaciones justas dentro del orden social. Cuando algunos gozan de gran abundancia mientras que otros no tienen hogar y sufren de hambre, la tarea bíblica no es simplemente ayudar a aquellos que lo necesitan, sino que también buscar justicia —para reasignar recursos y la oportunidad para que todos tengan un lugar en la mesa, todos tengan comida, todos experimenten la abundancia del amor de Dios, tanto física como espiritualmente.
V. Cuestiones críticas relacionadas con la migración hoy
Los metodistas unidos y todos los cristianos enfrentan muchas situaciones, causas, y efectos críticos asociados con la migración hoy en día, especialmente con relación a la guerra y a los sistemas económicos y políticas que perpetúan la pobreza. Como denominación con una misión de carácter global, La Iglesia Metodista Unida experimenta los dilemas de naciones que “envían”, “transitan”, y “reciben” migrantes. Los ciudadanos y los inmigrantes indocumentados están dentro de la membresía de la Iglesia, como lo están patrones y trabajadores migrantes, oficiales de policía y detenidos, y familias acomodadas y pobres. La familia metodista unida es un microcosmos de cuestiones migrantes, una iglesia que por medio de la gracia de Dios no solo busca responder a las necesidades de los más vulnerables y traumatizados físicamente, sino también busca abordar las necesidades espirituales de los privilegiados.
Las siguientes están entre las cuestiones críticas que requieren atención:
1. El volumen de refugiados, en busca de asilo, y personas desplazadas dentro de sus propios países está creciendo, como también está creciendo el número de migrantes económicos con y sin documentación.
2. Las naciones ricas, especialmente aquellas que con poblaciones cada vez menores, están dependiendo cada vez más de migrantes para mantener sus economías actuales. Buscan tanto profesionales altamente capacitados y trabajadores a bajo sueldo para puestos en construcción, cuidado de la salud, agricultura, empaque de carne, y servicio doméstico.
3. La grave pérdida de trabajadores especializados y líderes potenciales en países de “envío” socaba el futuro económico y el avance social de esas sociedades. Los médicos de las naciones más pobres a menudo pueden obtener salarios mejor remunerados en Estados Unidos como enfermeros, que como médicos en su país de origen. El “éxodo intelectual”, a menudo deliberadamente impulsado por los países ricos para su propio beneficio, afecta a maestros, ingenieros, personal médico, investigadores, y técnicos. Muchas personas, incluyendo jóvenes, niños no acompañados, atraviesan los corredores de los países de “tránsito”, abandonando sus hogares para refugiarse en otros países. En México, cerca de medio millón de centroamericanos viajan en trenes de carga conocidos como “La Bestia” con destino al norte para llevar mercancía de exportación. Debido a que no cuenta con vagones de pasajeros, las personas se montan en el techo de los vagones en movimiento en una travesía extremadamente peligrosa.
Los que sobreviven se enfrentan a extorsión y violencia perpetrada por las pandillas y el crimen organizado que controla los corredores de los migrantes. Los viajeros a menudo mueren en la ruta, sin ser identificados, sin que sus familias en sus países de origen nunca se enteren de la suerte de sus seres queridos. Otra intersección peligrosa y recurrente para los migrantes es en la costa de Italia, cerca a la isla de Lampedusa. En esa zona han ocurrido catástrofes de naufragios de migrantes provenientes de Libia, Eritrea, Somalia, Ghana y Siria. Los traficantes torturan y violan a migrantes que han pagado miles de dólares a las pandillas que mueven a las personas del Sáhara a Libia.
4. Viejas guerras y ocupaciones territoriales han dejado una crisis de migración grave y nuevas guerras añaden al problema. Esto puede ilustrarse en el Oriente Medio, donde muchos palestinos permanecen como refugiados desde hace más de medio siglo, cuando perdieron sus hogares en Israel. En años recientes, millones de iraquís y sirios, han huido de sus países, incrementando la población desplazada del Gran Oriente Medio.
5. La aprobación de la implementación de leyes anti-inmigrantes más estrictas y la edificación de muros excluyentes, a menudo en respuesta al aumento de la migración, intensifica las tensiones culturales, marcadas por “represalias” raciales, religiosas y de clase. Las políticas restrictivas también intensifican la resistencia migrante basada en el temor de ser arrestados y deportados, de sueldos ínfimos, abuso físico y mental, y aún de la muerte al cruzar la frontera. Los migrantes son presas de trata por propósitos económicos o sexuales y a veces se convierten en esclavos virtuales en su nuevo lugar de residencia.
6. Un creciente porcentaje de mujeres migrantes ahora componente casi la mitad de la población internacional migrante. Muchas de estas mujeres son trabajadoras domésticas, que pueden estar criando los hijos de sus patrones mientras ellas están separadas de sus propios hijos. Algunas mujeres y niñas migrantes son víctimas de abuso físico y sexual y temen a las represalias si se quejan. La trata humana está creciendo globalmente, especialmente en el área de trabajo forzado, lo que incluye el comercio del sexo, que es la razón principal. El informe del 2014 de la Oficina de las Naciones Unidas contra Las Drogas y el Crimen indica que las mujeres y niñas representan un 70 por ciento de todas las víctimas de trata. Una de cada tres víctimas es un niño y dos de tres son niñas.
7. La política y práctica de migración divide a familias a través de generaciones. Los trabajadores filipinos bajo contrato en Arabia Saudita pueden servir en esos países durante todas sus carreras, y luego ver a sus propios hijos, a quienes no han tenido el tiempo de conocer bien, tomar sus puestos al jubilarse. Las familias también están divididas por la deportación de padres indocumentados que dejan atrás a sus hijos ciudadanos.
8. Las remesas (el envío del cheque al país de origen) se han convertido en las principales fuentes de financiamiento para los países pobres; ingresos que amenazan con disminuir la ayuda de desarrollo por parte de los países ricos. Los dineros que los migrantes envían a sus países de origen es inmenso, un estimado de $650 mil millones de dólares en el 2015, según el Banco Mundial. Algunas naciones, incluyendo Filipinas, Bangladesh y El Salvador, dependen de las remesas para mantener su sistema financiero. En un esfuerzo por evadir la responsabilidad por la distribución de los recursos, algunos funcionarios en el Norte ofrecen las remesas como sustituto para ayuda al desarrollo. Esta actitud viola el espíritu de las Metas de Desarrollo Sostenible y otros acuerdos de las Naciones Unidas. Mediante instrumentos internacionales, las naciones del Norte se han fijado el objetivo de proveer un 0.7 por ciento de su producto nacional bruto en ayuda de desarrollo a las naciones pobres, como también cancelar parte de la deuda de los países pobres y modificar políticas de comercio en maneras que beneficien a esas naciones.
VI. Respuesta de la Iglesia
La Iglesia Metodista Unida se compromete a:
1. brindar apoyo y oportunidades a refugiados, asilados y migrantes, incluyendo la conferencia anual y los ministerios de las iglesias locales que promueven el Derecho a Permanecer en países de envío tradicionales, Tránsito Seguro en países de paso, y capacitación para Dar la Bienvenida y Sentido de Pertenencia entre las personas locales que los reciben;
2. comprometerse en cuestiones de defensa de migración fuerte y coordinada que busca vencer la pobreza, guerra y otras causas que conducen al desplazamiento y marginalización de personas; y
3. organizarse por medio de canales institucionales y preparar recursos educativos para la realización de estos objetivos; apoyar programas de desarrollo de liderazgo para migrantes, especialmente para aquellos que están dentro de La Iglesia Metodista Unida.
La asistencia incluye:
1. trabajo con compañeros de misión global para equipar al personal para que brinden servicios directos que ayuden a las personas y familias a vivir de manera segura y con dignidad en sus lugares de origen; o si ellos tienen que abandonar sus países, que esa ayuda los mantenga a salvo durante su travesía, y programas de apoyo que den la bienvenida a los migrantes, dándoles un sentido de seguridad en un nuevo lugar. Ayuda a refugiados y a personas desplazadas alrededor del mundo, incluyendo el reasentamiento, cuando sea posible, de refugiados por medio de congregaciones y por medio de programas de desarrollo económico, tanto para quienes se re asientan permanentemente y aquellos que pueden volver a sus países de origen;
2. programas congregacionales y de la conferencia anual (conferencias centrales y de Estados Unidos) que respondan humanamente a migrantes dentro de sus fronteras —defendiendo los derechos humanos, presentando políticas de inmigración justas por los gobiernos nacionales, y atendiendo sus necesidades espirituales, materiales y legales según se requiera, con las Juntas Generales de Ministerios Globales e Iglesia en Sociedad, y otros compañeros, ayudando a equipar a las conferencias y congregaciones a comprometerse en estos ministerios;
3. educación de miembros de la iglesia y las comunidades en causas y realidades de migración, incluyendo compromisos de los tratados internacionales, las cuestiones de justicia económica y del medio ambiente, y los obstáculos para un mundo justo y pacífico creados por racismo anti inmigrante y xenofobia;
4. edificación de puentes entre las diversas razas, etnias, religiones y culturas, oponiéndose a la violencia contra y el abuso a migrantes;
5. fortalecer las congregaciones migrantes en nuevos lugares y/o integrar las comunidades migrantes de fe en las congregaciones existentes; facilitar el diálogo local, nacional e internacional de aquellos que se encuentran en el frente de los ministerios migrantes para fomentar la transferencia de mejores prácticas y promover la colaboración;
6. trabajar con organizaciones civiles y legales para ayudar a las comunidades a aliviar las condiciones sociales ocasionadas por leyes de inmigración restrictivas y medidas de seguridad demasiado duras; y
7. reconocer el derecho a santuario en cualquier iglesia metodista unida local para migrantes sujetos a detención o deportación por las fuerzas de seguridad del gobierno.
Defensa de los derechos incluye la promoción de:
1. comercio justo y equitativo y políticas de desarrollo que apoyen los derechos humanos y eliminen las causas de raíz de la migración tales como la guerra y militarización, deterioro del medio ambiente, y codicia corporativa;
2. comprometerse con otras organizaciones cristianas y religiosas en diálogos Norte-Sur, estudio de políticas económicas internacionales y acción en conjunto;
3. capacitación de miembros jóvenes del clero y laicos para liderazgo en comunidades migrantes o aquellas que están recibiendo a migrantes;
4. protección de todas formas de violencia y abuso para mujeres y niños desarraigados, incluyendo protección legal completa de niños en situaciones de conflicto armado;
5. unificación de familias divididas por fronteras y estatus legal dondequiera que ocurra;
6. denuncia de reacciones xenófobas, islamofóbicas y racistas en contra de los recién llegados;
7. defensa de las libertades civiles y las protecciones sociales sin importar el estatus legal de las personas;
8. abolición de políticas anti terroristas y prácticas que criminalicen o que perfilen a refugiados e inmigrantes como amenazas para la seguridad nacional; y
9. adopción por parte de todos los países de la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migrantes y sus Familias, y movilizarse para promover el cumplimiento con estos términos de la convención.
Organización institucional incluye:
1. Continuación de un Grupo de Trabajo Metodista Unido sobre Inmigración que dirija a la iglesia en una respuesta profética a cuestiones de refugiados y migrantes al interpretar la política oficial en base a las realidades actuales, coordinar la visión, análisis, educación y acción. Dicho grupo de trabajo será convocado por uno o más obispos designados por el Concilio de Obispos. Estará compuesto por representantes de todas las agencias generales, como también por personas de jurisdicciones, conferencias centrales, conferencias anuales, iglesias compañeras, caucuses denominacionales étnicos y raciales, y planes de ministerio étnico y de lenguaje. Las agencias generales cada una asumirá el costo de su participación en el grupo de trabajo y esas agencias pueden sufragar los costos de la participación sin agencia según se requiera y los recursos lo permitan.
2. Creación de un tercer Domingo de Febrero como un Domingo Anual del Migrante en congregaciones por toda la denominación, siguiendo la iniciativa de la Iglesia Metodista de México. Esta observancia puede ser una oportunidad de llevarla a cabo en durante el culto de adoración, para programas de educación y misión, y defensa en favor de ministerios de migrantes.
3. Diseminación y estudio del informe del 2013 del Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos e Inversión convocado por la Junta General de Ministerios Globales y la Junta General de Pensiones y Beneficios de Salud, que busca alinear la política y práctica de inversión denominacional con los objetivos de la misión, y tomar en cuenta las violaciones de los derechos humanos de los migrantes.
4. Continuación de la migración como un componente específico del área de enfoque de la denominación en el Ministerio CON los Pobres.
5. Comprometerse con la investigación sobre migrantes y ministerios migrantes existentes y emergentes dentro de La Iglesia Metodista Unida.
ADOPTADO EN EL 2008
ENMENDADO Y READOPTADO EN EL 2016
RESOLUCIÓN #6028, 2008, 2012 LIBRO DE RESOLUCIONES
Ver Principios Sociales, ¶ 165A, D.
De El Libro de Resoluciones de La Iglesia Metodista Unida — 2016. Todos los derechos reservados © 2016 por la Casa Metodista Unida de Publicaciones. Usado con permiso.