“Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9). ¿Cómo puedes contestar el llamado de Dios de trabajar por la paz, cuando las noticias del mundo pueden estar llenas de tensión y nuestra definición de justicia puede entrar en conflicto con decisiones políticas o legales?
En esta meditación en video, Sophia Agtarap comparte lo que significa ser intencional al trabajar por la paz y ofrece la Plegaria de la Serenidad como herramienta para ayudarnos a esparcir la paz en el mundo y la paz en nuestros corazones. Ofrece una reflexión en silencio para ver y compartir con los demás.
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Guión:
(Ubicación: Nashville, TN)
Voz de Sophia Agtarap, ministra de colaboración en línea, Comisión Metodista Unida de Comunicaciones:
Dios mío, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que puedo y sabiduría para conocer la diferencia.
El trabajo por la paz es fundamental para quiénes somos como metodistas unidos.
En Mateo 5:9, dice “dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Esta es una invitación y un mandato para que seamos portadores de la paz en nuestras comunidades y en nuestras familias y en nuestros sitios de trabajo y en el mundo.
Y esta no es una tarea fácil. ¿Cuáles son las prácticas y las cosas que tenemos que analizar en nuestras propias vidas antes de empezar a trabajar por la paz en nuestras comunidades y el mundo?
El trabajo por la paz puede lucir como muchas cosas diferentes y puede tomar una gran variedad de formas.
Puede significar que tú eres la persona laica en la iglesia a quien recurren los jóvenes cuando están pasando por algún tipo de conflicto o cuando necesitan tomar una decisión. Puede lucir como trabajo voluntario en tu banco de comida local. Puede significar interceder en un momento de conflicto donde sea que ocurra.No es una acción pasiva. Para nosotros es una acción muy intencional desarrollar relaciones con los demás y, al hacerlo, realmente entender a qué se enfrenta nuestro prójimo, nuestra hermana, nuestro amigo o nuestro hermano.
Podemos ejercer la empatía y ayudar no solo a las personas, sino también a las comunidades para que puedan llegar a un punto donde realmente nos importe el bienestar espiritual, físico y mental de la otra persona.
La práctica de trabajar por la paz y tender puentes realmente empieza con nosotros.
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