10 maneras de profundizar los vínculos entre iglesia y escuela

Para que las iglesias locales metodistas unidas puedan garantizar que los estudiantes, maestros, administradores y familias tengan un año escolar exitoso, tienen que proveer más que sólo lápices y cuadernos.

También deben ofrecer amor, paz y esperanza.

“Los niños pasan la mitad de sus vidas en la escuela, y si quiero apoyarlos, debo involucrarme en la escuela. Tengo que ser capaz de conectarme con la escuela y saber lo que allí ocurre, si realmente quiero entender su mundo”, dice Emily Felgenhauer, directora de Ministerios Juveniles de la Primera Iglesia Metodista de Lakeland, en Florida.

Aquí compartimos 10 maneras para que su iglesia fortalezca sus relaciones con las escuelas, maestros y familias de su vecindario, a fin de generar confianza y producir cambios.

Identifique las necesidades. La maestra jubilada, Sharon Lowe Hennis, miembro de la Iglesia Metodista Unida Sedge Garden, en Kernersville, Carolina del Norte, sugiere: “Es importante que la iglesia local conozca las escuelas del área. Haga que un grupo de contacto se reúna con el director o directora y con el consejero vocacional para inquirir sobre las necesidades que pudieran haber”. Si usted dirige un ministerio nuevo, empiece con la escuela más cercana.

Profundice su entendimiento. Felgenhuaer forma parte del Consejo Asesor Escolar comunitario que incluye a padres, líderes comunitarios, estudiantes y maestros. Dice: “Para mí esto se ha convertido en una excelente manera de involucrarme y aprender de lo que ocurre académicamente, y en materias de salud mental, no sólo con nuestros estudiantes, sino con los maestros. También puedo compartir lo que escucho de los estudiantes, cosas como amenazas, para ofrecer soluciones o maneras de dar apoyo”.

Voluntariado.  Pida que lo dejen servir en un día de trabajo de campo o en una feria del libro. Funcione como compañero de lectura o supervisor de exámenes. Pregunte si la iglesia podría ayudar con programas especiales, cenas o regalos de reconocimiento a los maestros y maestras, graduaciones, campañas de recolección de libros o recaudación de fondos. Ofrezca realizar mejoras a la sala de descanso de los maestros u otros espacios. Contáctese con la Asociación de Padres y Maestros. Felgenhauer comparte que en la escuela primaria asociada a su iglesia, “nuestros jóvenes sirven ayudando a plantar flores y en las tareas de mantenimiento”.

Participe en una caminata de oración. Cuando Hennis enseñaba en Winston-Salem, Carolina del Norte, los miembros de una iglesia del vecindario visitaban a los maestros durante su jornada laboral. Caminaban por los pasillos, pasaban tiempo en cada aula y tocaban cada escritorio mientras que oraban por el próximo año escolar. “Me impactó cuánto se preocupaban”, dice Hennis. “Es muy significativo cuando un maestro o escuela sabe que alguien está orando por ellos”. Si está prohibido entrar a la escuela, pida permiso para caminar por el césped exterior de la escuela.

Hágase presente. Felgenhauer pasa tiempo con los estudiantes durante el almuerzo, para preguntarles cómo les va y cómo van las clases. Hennis sugiere que si uno no puede asistir durante el día, “Mi clase de Escuela Dominical opera concesiones durante los eventos deportivos. Vestimos la camiseta de nuestra iglesia y así los niños pueden ver que la iglesia está presente. Es un buen recordatorio”.

Ofrezca experiencias especiales. La clase de Escuela Dominical de Hannis también trabaja con una organización sin fines de lucro que apoya a estudiantes sin hogar del sistema escolar local. Durante diez años, la clase ha organizado una cena celebrativa para los que se gradúan de la escuela secundaria. Cada estudiante recibe una Biblia, una bolsa con regalos y una foto enmarcada del estudiante con su toga y birrete. Hennis dice: “Queremos que sepan que nos hemos fijado en ellos. Esperamos que a través de nosotros vean cuánto los ama Cristo”.

Deje espacio para la ansiedad. Los pasillos de la escuela son cada vez más estresantes, no sólo por las presiones académicas y sociales, sino por el temor a que se produzca un caso de violencia. Las iglesias deben proveer de un lugar seguro donde puedan discutir sus temores. Tenga especial cuidado de no hacer que alguien sienta que tiene poca fe. Hennis aconseja: “Haga que los alumnos sientan que sus temores son válidos. Ofrezca a los estudiantes un lugar donde compartir sus temores sin que tengan que oír cosas como ‘no deberías tener miedo’. Esto podría ser dañino para alguien que lucha con la ansiedad”. Asegúrese también que cada alumno se conecte con un adulto confiable en la escuela. Alguien al que puedan recurrir si necesitan apoyo.

Anime a los maestros. Pregúntele al director si usted podría organizar un almuerzo al comienzo del año escolar para los maestro en su primer día de trabajo. La IMU Sedge Garden sostuvo tal evento en su sala de camaradería que decoraron para ese propósito. Distribuyeron bolsas con regalos y el pastor ofreció un mensaje alentador. Felgenhauer nos recuerda: “Es muy importante que animemos a los maestros. Los maestros necesitan más que un abrazo, porque luchan con sus problemas personales y con asuntos de salud emocional, educacional y mental, además de los estudiantes con problemas”.

Apoyo para las familias. La Primera IMU de Lakeland organiza cada mes una Noche de Conexión para Padres. El fin es ofrecer ayuda a los padres que tienen niños que atraviesan por cambios emocionales, intelectuales y físicos. El programa incluye información sobre salud mental, preparativos para la educación superior, clases de defensa personal y consejos sobre seguridad en el internet. Felgenhauer dice: “Ha sido algo extraordinario porque tenemos muchos padres que asisten a la reunión que no vienen a la iglesia… navegan un mundo realmente aterrador”.

Fortalezca las relaciones. Los estudiantes de su iglesia se podrían beneficiar mucho si la iglesia les enseña cómo edificar relaciones y adquirir habilidades sociales para usar dicho conocimiento en la escuela. Felgenhauer explica: “Es el apoyo de saber que no están solos, porque con frecuencia nos sentimos aislados, especialmente con tanto uso de tecnología. Los niños tienen hambre de relaciones… están acostumbrados a no tener que navegar por la comunicación relacional. Creo que realmente quieren aprender a jugar. Muchos jóvenes de la escuela secundaria han perdido algunas etapas de socialización vitales durante Covid-19”.

Laura Buchanan trabaja para UMC.org  en Comunicaciones Metodistas Unidas, Nashville, Tennessee. Contáctese por email.

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